Y Castilla – León, todavía, más,
por el fallecimiento, al final de la pasada semana, de uno
de los grandes de nuestra literatura, el vallisoletano
Miguel Delibes.
Con Miguel Delibes se ha ido el hombre que mejor ha descrito
lo que es Castilla-León , él ha “retratado” como nadie al
hombre castellano del siglo XX y ha dejado en sus obras una
descripción imposible de superar, de lo que es su tierra, la
tierra castellana.
Vallisoletano de nacimiento, también Valladolid le ha visto
morir en su ciudad, como le ha visto pasear hasta hace muy
pocos días, por la propia capital castellano-leonesa.
En estos días hemos visto como se le ha tildado de ser uno
de los grandes maestros de la narrativa del siglo XX, sobre
lo que yo diría que ha sido el grande, con seguridad el más
grande de ese género, del que parecía imposible que
estuviera separado.
Conoce y vive la tierra castellana como nadie y plasma en
sus escritos el paisaje y al hombre que vive en ese paisaje.
Es imposible, al menos hasta hoy lo ha sido, meterse más,
identificarse más que lo que se identifica con sus
personajes, con lo que es la Castilla de la posguerra. Es
imposible vivirla más, desde dentro y sufrirla como él la ha
sabido sufrir, con cuyo sentimiento, más bien sufrimiento,
nos la ha trasmitido.
El hombre sencillo, que ama el periodismo, que es un
periodista más, que, incluso, llega a dirigir el periódico
más representativo de Castilla-León, el Norte de Castilla,
sabe vivir desde ese medio, mientras estuvo en él, la
realidad del momento, las dificultades por las que el medio
y la propia tierra castellana están pasando, pero, al mismo
tiempo, esas dificultades las plasma con una soltura y una
elegancia que no trasmiten ninguna tragedia al lector.
Trasmitía lo que había, vivía la España y su Castilla del
momento, pero lo trasmitía no para herir, ni para zaherir,
sino para educar y para que el lector supiera por donde se
podía ir y por donde el camino era más complicado.
Académico de la Lengua, nos ha dejado un auténtico arsenal
de la Lengua Castellana que él y muy pocos más conocían. Y
es que para conocer, de verdad, la Lengua Española, tal como
era en Castilla en la época de posguerra, es imprescindible
leer sus obras, vivirlas y con esos términos que se
utilizaban en muy pocos lugares, aprender a vivir y a
conocer cada rincón de Castilla.
Cazador, amante de la caza y de la pesca, viajero y amante
de la naturaleza. Nadie como él ha sido capaz de conjugar
ese amor por la naturaleza y ese pacer y serenidad por la
caza o la pesca que en Miguel Delibes no tienen por qué ser
elementos discordantes y mucho menos opuestos.
A los 89 años, Miguel Delibes ha terminado sus días en
Valladolid, pero en su último viaje ha estado rodeado, más
que nunca, por sus vecinos, por sus paisanos, por toda
Castilla y por una gran parte del resto de España.
Con su muerte se ha ido un hombre grande que logró “casi”
todo lo que puede conseguir un hombre de las letras, pero
que no sabemos por qué motivo, con su obra no ha logrado el
Premio Nóbel. Yo estoy seguro de que su sencillez no le hizo
pensar, jamás, en algo parecido, pero no hace falta más que
recorrer los personajes que lo han recibido, en los últimos
30 años, para hacer una reflexión en voz alta y decir ¿Por
qué Miguel Delibes no ha logrado ese galardón que honra a
aquellos que han destacado en este campo?. Algo
inexplicable.
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