Para unos representa volver a los orígenes con los que se
desenvolvió el mundo hasta la caída de Roma: El Estado
único. Para otros, la conversión Universal del Estado. Que
todos quedemos cubiertos por un único paraguas, que todos
recibamos los mismos beneficios. Para otros entre los que me
encuentro la manera de hacer desaparecer el comunismo,
convirtiendo a su clase dirigente en arrogantes capitalistas
esclavistas o en destacados mafiosos. Estas tres opiniones
sobre la globalización aunque en apariencia, solo en
apariencia, se pudiera interpretar que contienen los mismos
ingredientes, por sus consecuencias y la filosofía o
normativas con los que se rijan, no tan sólo la van hacer
diferentes, sino que bien pudieran representar la opuesta de
lo que nos dicen pretenden y llevarse a la economía
universal en manos de una muy selecta minoría, con lo que
acabaríamos recuperando la “ARICTOCRACIA”.
La economía universal se nos vende como la panacea para la
consecución del equilibrio y la armonía convivencial, cuando
en realidad lo único que nos trae es desajustes y con ello
desequilibrios, desesperanza y mucho miedo a lo que ha de
venir.
Los primeros pasos de la Globalización en nuestro entorno,
ha sido dejar una gran masa de nuestro tejido social en
manos del capitalismo más salvaje al refugiarse éste, para
sacar el máximo beneficio, producto o rentabilidad, en el
oriente más extremo. Donde la mano de obra por tradición
milenaria, siempre estuvo sobreexplotada. Este refugio de
nuestro capital productivo, lo ha sido en detrimento de la
perdida de EMPLEO productivo en la economía occidental.
Observen, aquí y ahora, la situación actual de centros
productivos como los de Elche, Ibis, Baracaldo y muchos
otros, que han hecho casi extinguirse producciones como el
calzado, la confección, la camisería, la piel, el curtido,
ferretería, y que en menos de seis años harán desaparecer
más de la mitad de industrias existentes y con las nuevas
que se creen no llegaran a ser el 50% de las actuales.
Globalización que comenzó con nuestra incorporación al MCE,
me llevó a protagonizar la anécdota de tener que defender en
TVC la incorporación de España en el mismo, cuando era el
único, de los escasos que formábamos el Movimiento de Acción
Social por Ceuta, que estaba en contra de la incorporación
de nuestra nación en CEE, por las perdidas de Empleo que
conllevaba nuestra insustancial negociación .
Situación, la que me crearon, y que no supe bandear, por el
compromiso que había asumido con la TV de Manolo Bolorino,
de que el M.A.S. estaría representado en dicho debate, y que
ante la incapacidad de mentir, no me quedo más remedio que
“balbucear” y quedar como un “insustancial” en la materia
objeto de debate, nuestra inclusión en el MCE. Personalmente
estimaba que la única aportación de éste en materia
monetaria, iba a ser para la creación de infraestructuras,
cuyos beneficios lo iban a obtener los poderes fácticos, en
detrimento de nuestro bienestar. Opinión que no mantenían la
mayoría, de los escasos que militábamos en aquel momento en
el M.A.S., y que habían votado por la incorporación al MCE,
con el único voto en contra que fue el mio, por lo que mi
incorporación al debate era un total contrasentido, ya que
tenia que asumir la defensa sobre algo que estaba totalmente
en contra. Posicionamiento que desgraciadamente la realidad,
en cuanto a la perdida de empleo de la industria de consumo
en nuestro país, me ha dado la razón.
En función de lo expuesto, me siento identificado con
aquellos que les asusta hacia donde nos lleva el Imperio
Comercial Único, por estar convencido que los únicos que se
pueden beneficiar de esta Globalización de mercados, es el
capitalismo más acérrimo en detrimento del bienestar social,
ya que la propia masa social que se refugia en los nuevos
centros de producción no se beneficia del trabajo que
genera, al no percibir ni el 9 % del valor venta a
intermediarios del producto por el o ella producido.
A su vez , el traslado de los centros de producción, obligan
a nuestras fuerzas del trabajo a refugiarse en la economía
sumergida, quedando al arbitrio de los empresarios
desaprensivos, que haberlos “hailos”, máxime, si no se les
controla y doblega, y con ello se les impiden que se
aprovechen de una situación donde se le va a pagar a la
fuerza del trabajo la mitad de lo que debieran, ya que en
los nuevos centros de producción Tailandia, China, Pakistán,
la India, etc. habiéndole incrementado el 100% de lo que
cobraban la masa laboral o fuerza del trabajo nacional. Este
pecúnio no representa ni el 30 % del salario mínimo español,
por lo que la recuperación de los centros productivos es
prácticamente inviable , ya que la mercadería importada de
los centros productivos orientales tienen un 70% menos del
valor, que igual mercadería realizada en España.
Por lo expuesto, no podemos criticar que los empresarios
hayan cerrado sus centros de producción en España y lo hayan
trasladados a estos nuevos centros productivos, ya que en
origen con tan solo mantener una muy pequeña logística
comercial les basta y sobra para la distribución del
producto. Producto que el empresario puede perfectamente
perfeccionar en origen con el traslado de no más de tres
expertos en la materia a producir, con amplios conocimientos
sobre los materiales del producto, los sistemas de
producción y los patrones o diseño para su desarrollo va a
conseguir un producto muy por encima del que pudiera
conseguir en España.
La infraestructura expuesta, no le va a costar a una pequeña
franquicia con cuarenta puntos de venta más del 2 % sobre el
costo de la mercadería a producir . A la vez que puede
representar para los “Laborales” que lo ejerzan un aumento
salarial neto del 427 % . Lo que le permitirá que sus
familias que habiten en Madrid, Crevillente, Elda, Tarrasa o
Zaragoza se queden con el 76,58% del salario que percibe,
mientras que él, sigue percibiendo el 100% neto de lo
percibido en España, que es el país que ejemplarizo como
productor, cuyo empresario le envía a organizar el nuevo
centro de producción.
En este país, que lo ejemplarizo en Tailandia, el laboral ,
quedándose con el sueldo que recibía en España, tiene un
poder adquisitivo del 1.538% del salario mínimo del país en
el que se instala su nuevo centro de producción, lo que le
hace ser un laboral, con un poder adquisitivo altísimo, en
relación al salario mínimo de Tailandia, ya que la
diferencia entre ambos, es equiparable a la existente en
España, con relación a un salario de 600€ mensuales al
salario mensual de 9.828 €, o sea, que nos encontraríamos
ante un laboral que puede permitirse el lujo adquirir la
propiedad de una vivienda unifamiliar de cuatro dormitorios
a pagar en 10 años con el desembolso del 28% de sus ingresos
mensuales quedándole para sus gastos diarios 232, 64 €, es
decir, que acabamos de construir un cochino capitalista
esclavista en detrimento de sus compañeros españoles
abocados al paro por carecer del empleo, al verse el
empresario obligado por la política seguida por nuestros
“descerebrados” dirigentes a cerrar sus empresas en España
para aperturarlas, el que puede y sabe, en ultramar.
Esta es la realidad que nos puede traer la globalización,
que los laborales del mundo converjamos en un salario
intermedio de lo que ahora disfrutamos subiendo un 200% el
salario medio de los países subdesarrollados mientras
descendemos el nuestro al 50% y retrocedemos en el bienestar
alcanzado y nos hundimos en la penuria pudiendo ser esta la
obtusa realidad para que se pueda canalizar la convergencia
en el planeta tierra.
Nos encontramos ante un proceso planetario, político,
social, económico y cultural con una interrelación y
convergencia que todavía no podemos definir, es algo que se
puede apreciar o estimar, pero que hasta la presente nadie
nos lo ha definido, ni mucho menos concretado, y ni
muchísimo menos esbozado hacia donde nos va ha conducir .
Lo que sí podemos vislumbrar, que en el apaño de las
interdependencias que se observan, existe una clase adicta
al poder, que se está beneficiando, mientras otra clase, la
de siempre, se está perjudicando con los arreglos, no muy
ordenados, que se están haciendo. Siendo esta una de las
causas fundamentales que inciden de manera muy directa en la
crisis que estamos padeciendo:
Los empleos en Occidente se están perdiendo en beneficio de
la fuerza de trabajo Oriental. Fuerza de Trabajo que a la
vez están haciendo aún más ricos a los que se avienen a
sustituir sus centros de producción occidentales por los
orientales o a los que en realidad financian las
manufacturas y crean las franquicias sin mancharse para nada
en la elaboración del producto.
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