Javier Gil Pérez es investigador del Instituto Universitario
‘General Gutiérrez Mellado’ de la UNED y fue el encargado de
impartir, durante las ‘VIII Jornadas sobre Geopolítica y
Geoestrategia’ dedicadas al papel de Ceuta en la presidencia
de la Unión Europea que ha organizado la propia UNED y la
COMGE, de impartir la ponencia’Teoría y realidad del
islamismo. El caso del norte de África’. Admirador de Ceuta
como modelo de convivencia entre culturas que “hay que poner
como ejemplo tanto en España como en Europa”, destaca que,
tras la tragedia del 11-M, los españoles han sabido activar
la cooperación para lugar contra los integrismos sin caer,
como otros países, en las reacciones antimusulmanas.
Pregunta.- ¿Es o puede ser Ceuta, por su historia y por
su situación geográfica, social y política, un objetivo para
los grupos islamistas?
Respuesta.- Puede llegar a serlo, ya que, desde hace pocos
años, los grupos integristas están reclamando no sólo
ciudades como Ceuta, sino también otras como Melilla o
territorios como el eterno Al-Ándalus. Estos grupos piensan
que estas zonas tienen que ser devueltas, según ellos creen,
a la comunidad musulmana. Es preciso, por ello, extremar la
vigilancia.
P.- ¿En qué ámbitos cree que hay que extremar esta
vigilancia?
R.-A nivel nacional no existen brotes integristas en la
grandísima mayoría de las mezquitas y de las madrasas. Sin
embargo, están comenzando a llegar a algunos ámbitos
predicadores que, desde países como Irán, Arabia Saudí o
Pakistán, fomentan la aparición de estos brotes. Hoy en día
este problema es extremadamente pequeño, pero no hay que
dejar que se expanda. Es en este sentido en el que hay que
tomar precauciones; sin embargo, se trata simplemente de un
pequeño toque de atención.
P.-¿Cree que el 11-M, que en estos días estamos de nuevo
recordando, marcó un antes y un después en la realidad
española y en su relación con los integrismos?
R.-Desde luego que sí: fue una tragedia humana terrible que,
sin embargo, sirvió para delimitar casi por vez primera la
realidad de la amenaza integrista en España.
P.-¿Se puede extraer algo positivo, a pesar de todo, de
los mecanismos que activó esta tragedia?
R.-Sin ninguna duda: a pesar de que fue un hecho horrible
que España nunca podrá olvidar, logró activar la cooperación
para luchar contra los integrismos de una forma activa.
Además, y esto es muy importante, al contrario que en otros
países como Inglaterra u Holanda, en España no se produjeron
reacciones antimusulmanas y la convivencia entre las
distintas culturas del país se ha mantenido, en líneas
generales, respetuosa y tolerante salvo incidentes aislados.
P.-¿Resistiría esta convivencia respetuosa y tolerante otra
tragedia como la del 11-M?
R.-Posiblemente, no. España ha reaccionado bien tras el 11-M
porque es un país tolerante y muy curtido tras atentados
como los de ETA; sin embargo, posiblemente los españoles no
aguanten otro golpe de esta clase.
P.-¿Cuáles son las mejores maneras de luchar contra los
integrismos?
R.-Lo más importante es atacar la financiación de estos
movimientos y también a la propia ideología, que si falla,
termina desbaratándo al propio movimiento desde su propia
raíz.
P.-¿Cómo valora la convivencia entre culturas que se da en
Ceuta?
R.-Me ha sorprendido muchísimo que en esta ciudad convivan
más de cuatro culturas diferentes en tal grado de armonía.
Creo que hay que poner a Ceuta como ejemplo de modelo de
convivencia no sólo ante España, sino ante toda Europa. Es
muy difícil encontrar ciudades que a priori se presenten tan
conflictivas y que se constituyan como todo un baluarte de
respeto y de tolerancia multicultural.
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