Hoy no estoy en un momento
propicio para escribir esta columna. La pena me ahoga y para
evitar morir ahogado me pongo el flotador aunque, jamás, he
visto a nadie ahogarse en la barra de un bar. Y es que, el
vino es el que mejor ahoga las penas. Mi tristeza no tiene
límites. Lloro a moco tendido, mientras me echo al “coleto”
la novena copa ¿o es la décima?. Vaya usted a saber, cuántas
copas llevo echadas al coleto para olvidar.
La noticia, me ha impactado tanto, que no tengo consuelo.
Belén Esteban y su marido, Fran, se han divorciado. El
pueblo español llora, por las esquinas, desconsoladamente,
ante tan enrome tragedia. Alguien, con toda la razón del
mundo, ha solicitado que las banderas ondeen a media hasta
durante seis meses como mínimo en señal de duelo por el
luctuoso acontecimiento.
Lloremos juntos, en una manifestación de dolor, que alcance
mayor proporción que el entierro de la caballa y, si es
necesario, contratemos pagándolo de nuestros bolsillos, a
cien mil plañideras, que acompañen el cortejo. Todo es poco,
para mostrar nuestro apoyo a Belén.
Una mujer discreta, que se hizo famosa por tener una hija
con un torero pero que, jamás, a sido capaz de hablar ni del
torero, ni de la hija, ni de la actual esposa del torero.
Nunca Belén Esteban ha dado una exclusiva, ni ha hablado,
como otros de su vida privada. Esta discreta mujer, nunca ha
pisado un plató de televisión contando cosas de su vida
privada, ni ha permitido a ninguna de las revistas del
corazón, realizarle una entrevista en la que tuviese que
contar cosas que sólo le conciernen a ella.
Su vida privada a sido, por parte de ella, algo tan
reservado que nadie, ni siquiera su más íntimos, saben lo
más mínimo de la misma.
Sólo las leyendas urbanas han sido las que han dado a
conocer que tiene una hija con Jesulin de Ubrique, que esa
hija se llama Andrea y sus enfrentamientos con la actual
esposa del torero, María José Campanario.
Nunca fue capaz de contar las cosas que sucedieron en la
finca del torero, ”Ambiciones”, ni los enfrentamientos que
tuvo con parte de la familia.
Es más, ahora que hace tiempo que todo ha pasado la niña
camina hacia los once años, de su boca no ha salido ni una
sola palabra, de las veces que el padre de la niña no ha ido
a verla, ni que la Campanario, la esposa del torero, no haya
tratado bien a Andrea, cuando la han llevado a “Ambiciones”,
para pasar unos días con su padre y sus hermanos.
Por ese me duele tanto la noticia del divorcio y que, ahora
persigan, los medios de comunicación, a Belén Esteban para
que cuente algo sobre su divorcio con Fran.
Ella, estamos seguro, jamás contará nada de esto, porque
nunca ha contado nada de su vida privada, seguirá sin hablar
de nada por mucho que lo intenten
Y es que, esta silenciosa mujer, nunca contará nada, en
absoluto, de su vida privada, y mucho menos de la familia de
Jesulin o de su hija. El día que se decida a hablar nos
vamos a enterar. Otro copa por favor, tabernero.
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