La Consejería de Sanidad y Consumo estudia la manera de
incentivar la participación de los establecimientos de
hostelería de la ciudad en los cursos de formación
continuada para la manipulación de alimentos puestos en
marcha por la Ciudad. En la primera convocatoria, aunque
estaban llamados unos 300 establecimientos y 720
manipuladores, sólo han participado dos firmas hosteleras:
el bar Las Balsas y el restaurante El Velero, que recibieron
ayer sus diplomas de calidad.
Los propietarios del bar Las Balsas y el restaurante El
Velero, Jesús Marfil y Francisco Fernández, respectivamente,
recibieron ayer de manos de la consejera de Sanidad y
Consumo, Adela Nieto, los diplomas de calidad que acreditan
que han superado el curso de formación continuada puesto en
marcha por la Ciudad Autónoma para reciclar los
conocimientos de todas aquellas personas que trabajan
manipulando alimentos.
Nieto hizo un balance positivo de la experiencia por lo
“novedoso” que resulta que sea la propia Consejería la que
asuma este reciclaje, al que por otra parte están obligados
todos los establecimientos de hostelería. Sin embargo, la
consejera admitió que la participación había resultado
escasa: sólo dos establecimientos de restauración de los
alrededor de 300 que posee la ciudad.
En cuanto al número de alumnos, aunque la oferta formativa
estaba diseñada para 720, únicamente nueve manipuladores de
alimentos han realizado esta formación.
La consejera subrayó que no se había encontrado, de momento,
ninguna fórmula legal para obligar a los establecimientos de
hostelería y a su personal a realizar estos cursos, que
estaban pensados en veinticuatro sesiones de tres horas, con
treinta alumnos cada una, a lo largo de un año. Sin embargo,
sí se está pensando en buscar algún tipo de incentivo para
que la respuesta de los industriales resulte mucho mayor.
Con todo, Nieto resaltó la apuesta de la Consejería de
Sanidad y Consumo de la Ciudad por la seguridad alimentaria.
Jesús Marfil aseguró que se lo había comentado a todos los
propietarios de establecimientos de hostelería que conocía y
disculpó la baja asistencia al curso amparándose en los
horarios tan sumamente difíciles que soporta el sector.
En todo caso, Marfil calificó ayer la experiencia de “muy
interesante” y fundamental para preparar los alimentos que
se han de servir en condiciones. “Ya sabíamos lo que había
que hacer pero había que recordar los procedimientos que se
debían aplicar”, indicó. El propietario de Las Balsas apuntó
que se había incidido mucho en el problema del anisakis y en
la necesidad de limpiar muy bien y congelar el pescado crudo
para evitar que se infeste de este parásito.
Por su parte, el propietario del restaurante El Velero,
Francisco Fernández, apuntó que el aspecto que más le había
llamado la atención del curso impartido por la Consejería de
Sanidad y Consumo era el relativo al tratamiento del pescado
azul, pues nunca antes había sido abordado. “La mayoría de
los clientes no entenderían que hay que congelar los
boquerones crudos para evitar el anisakis”, apuntó
Fernández, satisfecho de haber conseguido este marchamo de
calidad.
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