El disfrute de la zona litoral de Fuente Caballo, en el que
la dirección general de Sostenibilidad de la Costa y del Mar
ha invertido 1 millón de euros, será “intermitente”. Tal
como señaló el director de la obra, que aún no ha sido
entregada, el paseo deberá cerrarse al público cada vez que
haya temporal para evitar riesgos a los transeúntes, ya que
ante la imposibilidad de reforzar la escollera, se inundará
y llenará de material arrastrado por el mar cada vez que
haya temporal. Los diques no han podido ser consolidados por
la presencia de la lapa ferrugínea, una especie en peligro
de extinción cuya integridad ha sido vigilada por Obimasa.
El nuevo paseo de Fuente Caballo, en el que la
administración pública, en este caso, la del Estado, ha
invertido un millón de euros, sólo podrá ser disfrutado por
los ciudadanos de forma “intermitente”. Según explicó el
director de la obra, el ingeniero de la Dirección General de
Sostenibilidad de la Costa Vicente Carrión, cuando se
entregue a la Ciudad, esta deberá “cerrarlo” al público cada
vez que haya temporal “para evitar riesgos” a los
transeúntes. Este peligro proviene del hecho de que al menor
oleaje sobre la costa, el camino se inunda y se llena de
material arrastrado por el mar. Detrás de este problema está
el hecho, aseguró el ingeniero, de que la escollera que
debería proteger la zona no pudo ser restaurada, tal como
estaba previsto, por la presencia de ejemplares de Patella
ferruginea, la especie de lapa en peligro de extinción que
en otras obras de Ceuta, “como la primera ampliación del
puerto o la regeneración de la Ribera” recordaba Carrión, se
deslocalizó para protegerla.
“Cuando haya temporal, la Ciudad, que será la encargada del
paseo una vez que le entreguemos la obra, tendrá que
prohibir que pase la gente”, afirmó Carrión, quien señaló
que en el momento de redactarse el proyecto no estaba
vigente aún la ‘Estrategia de conservación de la lapa
ferrugínea en España’.
Vigilancia de Obimasa
Según explicó por su parte Javier Martínez, biólogo de la
empresa municipal de Medio Ambiente, Obimasa, este
documento, aprobado por la Conferencia Sectorial de Medio
Ambiente en mayo de 2008, recoge las “directrices para que
cada administración las siga y elabore su propio plan de
protección”, adaptado a las características del territorio y
a la situación de este molusco en la zona.
En relación con la posibilidad de que en Fuente Caballo se
hubiera podido optar por el traslado de las lapas, como se
hizo en las otras obras mencionadas y también, confirmó
Martínez, en el caso de la construcción del helipuerto, el
biólogo aclaró que se desestimó precisamente porque con
estas experiencias se constató que “su tasa de supervivencia
no era aceptable”.
En estos momentos la situación en Ceuta de la especie, que
habita exclusivamente en aguas del Mediterráneo Occidental,
es “estable” y está siendo estudiada, indicó el técnico de
Obimasa, por el departamento de Biología Marina de la
Universidad de Sevilla, que trabaja en la posibilidad de
“captación de larvas” para lograr su reproducción. En
relación con las directrices marcadas para Fuente Caballo,
Martínez señaló que ha correspondido a Obimasa el
“seguimiento” de las obras para garantizar el mantenimiento
de la colonia de lapas.
El primero de los proyectos redactados por el Ministerio de
Medio Ambiente, denominado de ‘Recuperación del Borde
Marítimo de Fuente Caballo’ data de noviembre de 2002. Este
plan estaba incluido dentro de uno “de mayor ámbito” que se
llevó a cabo en parte en 2005 con la regeneración de la
playa de la Ribera.
Con posterioridad, en septiembre de 2006 y tras someterse a
informe por parte de la Comisión de Patrimonio de la Ciudad,
se procedió a la redacción de un proyecto alternativo que
desechaba la posibilidad de construir una escalera de acceso
al boquete de la Sardina sobre el baluarte en el que se
apoya. La opción final fue la de instalar un ascensor urbano
que no afectara a este Bien de Interés Cultural (BIC).
Las obras, que tenían un presupuesto base de licitación de
1,5 millones de euros, fueron finalmente adjudicadas a la
empresa Dragados el 11 de diciembre de 2008 por importe de
990.992,67 euros y con un plazo de ejecución de 7 meses.
Aunque en un principio estaba previsto terminar la obra para
el verano pasado, fueron surgiendo complicaciones que, según
señala Carrión, se centraron en temas relacionados con los
concesionarios del Mercado y en los que intervino la
Consejería de Sanidad, y también con Acemsa por la presencia
de una tubería en el lugar en el que irá colocado el
ascensor.
Con todo, Carrión confía en que la obra, cuyo último plazo
de finalización vence este mismo mes, pueda entregarse “como
mucho”, en abril. Una vez terminada, y según apunta el
ingeniero, será competencia de la Ciudad el “mantenimiento”
y gestión del sendero, la plaza y el elevador que las hará
accesibles a personas con dificultades de movilidad. También
deberá resolver la administración local, agregó el ingeniero
de Costas, el problema surgido con el derrumbe de parte de
la muralla del Recinto Sur, situada al final del nuevo
sendero bajo un conjunto de viviendas fuera de ordenamiento.
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