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OPINIÓN - DOMINGO, 7 DE MARZO DE 2010

 

OPINIÓN / SNIPER

Ceuta, la fitna y el Malik


José Luis Navazo
yebala06@yahoo.es

 

Los últimos acontecimientos de enfrentamiento y división, auténtica “fitna”, que está sufriendo la comunidad musulmana de Ceuta y que de rebote afecta a toda la Ciudad, no son una espectáculo grato para nadie. Si bien parece que a última hora pudieran haberse templado gaitas, todos los indicios parecen apuntar a una mera tregua en las hostilidades mientras se aúnan fuerzas para dar la batalla definitiva con un claro objetivo: conseguir “desde abajo” un modelo de gestión del hecho islámico para imponer luego, “desde arriba”, al conjunto de la población haciéndose al final con el control político de la Ciudad Autónoma, en la que en solo pocos años se alcanzará la mayoría absoluta de población musulmana. De hecho, al día de hoy el alumnado musulmán de primaria ya es dominante.

Lo que se está dirimiendo, con gran habilidad táctica por parte de uno de los sectores al utilizar la “takiya” (disimulo) sin recato y con profusión, son dos modelos en la ortopraxis del Islam: por un lado el de referencia oficial marroquí, de talante moderado cuya referencia sin duda sería el rey Mohamed VI y otro de tipo presuntamente “españolista”, un cajón de sastre en el que podemos encontrar de todo y que, más que español, no dudaría en denominarlo “andalusí” por aquello del mito de Al Andalus, ya saben; es decir, que cuando cualquier portavoz de este presunto Islam, en Ceuta o el resto de España, se envuelve con los colores rojo y gualda e invoca, cómo no, la Constitución, estoy en condiciones de asegurarles que su emboscado horizonte de referencia es en realidad la España travestida de Al Andalus, pues ese es el objetivo: utilizar en provecho propio las ingentes oportunidades que ofrece una sociedad abierta como la española, para islamizar espacios y conquistar terreno. Se lo digo de otra forma: “Os conquistaremos con vuestras leyes y os someteremos con nuestro Islam”. En este entramado “españolista” podemos incluir desde la quinta columna conversa (en la que Libia y el mamarracho ex terrorista de Gadaffi gozan de cierta influencia) a todo un tejido de asociaciones que oscilan, tradicionalmente, entre el extremismo de los Hermanos Musulmanes, la organización alegal marroquí Justicia y Espiritualidad, con activa presencia en Ceuta al igual que los fundamentalistas del Tabligh, más “españoles” ellos que nadie. Sin olvidarnos, cómo no, del necesario “engrase” de los petrodólares wahabíes de Arabia Saudí a los que se están sumando, con ritmo rápido, los de origen islamonazi de la República Islámica de Irán.

Estoy bien al tanto de la ideología del “Gran Marruecos” de Al Fassi y, naturalmente, de la digamos “OPA” que Rabat está estos tiempos intentando lanzar hacia España. Pero ese es otro problema. La realidad actual es que el Islam radical se está adueñando, “chuia chuia”, de la comunidad musulmana en nuestro país (más de un millón doscientas mil personas, noventa por ciento de ellas de origen marroquí), representando a medio plazo un grave peligro. La verdad es que a España y Marruecos se le está yendo de las manos el control. ¿Ceuta...?. La Ciudad corre camino de convertirse en una ciudad corsaria islamista bajo bandera española. Ese es el objetivo estratégico. Obviamente, el Reino de Marruecos sobra en este diseño del islamismo “a la española”. Bien haría el delegado de Asuntos Religiosos, José María Contreras, en hablar a cara de perro con su homólogo marroquí del ministerio de Habús y Asuntos Musulmanes. Con todas las cartas ambos encima de la mesa.
 

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