Hoy he decidido quedarme en casa.
Porque mi catarro está en estado de alerta roja. Por culpa
del aire acondicionado que incluso con temperaturas bajas
lucen algunos establecimientos como prueba de distinción.
Desengáñese, De la Torre, me decía días atrás un buen
profesional de la hostelería, los hay que vienen a comer y
lo primero que preguntan es si el aire acondicionado
funciona como deben funcionar los aires acondicionados; es
decir, de manera que en pocos minutos el comedor se
convierta en una pingüinera.
Por mor de este catarro que he cogido, repleto de mala
leche, no he podido asistir a una cita donde me esperaba
alguien que estaba dispuesto a contarme algo sobre cierta
factura que anda dando vueltas por donde suelen dar vueltas
las facturas que llevan impresa la marca del timo.
Hay timadores arrogantes y timadores que suelen hacerse las
víctimas. Los segundos son infinitamente más despreciables
que los primeros. Ya que para embaucar necesitan hacerse los
dolientes en todos los aspectos. Con lo cual pierden la
estética que debe acompañar a cualquier sinvergüenza
avezado, que se precie de serlo.
En fin, tampoco podré enterarme, por ahora, de las razones
que ha tenido el director-gerente de Radio Televisión Ceuta,
Manolo González Bolorino, para dimitir de su cargo. Una
dimisión que aún sigo poniendo en duda. Pues me cuesta
muchísimo trabajo creer que Manolo haya sido capaz de
renunciar a semejante chollo. Porque sí. Porque se levantó
una mañana y se dio cuenta de que él estaba ya por encima de
esa ocupación. Ahora bien, lo que sí tengo claro es que, si
se ha producido la dimisión, Manolo habrá salido ganando en
todos los sentidos. Menudo es él.
Lo que sí me consta, porque antes de enclaustrarme me la
celebraron, es la buena labor que viene desarrollando
Benjamín Álvarez Hortas en el Instituto Ceutí de
Deportes. A Benjamín, cuñado de Juan Vivas, todo hay
que decirlo, aunque este parentesco lo conozcan ya hasta
allá donde el viento da la vuelta, llevo yo mucho tiempo sin
verle. Meses atrás, sin embargo, raro era el día en el cual
no formaba parte de las tertulias que yo frecuentaba a la
hora del aperitivo.
Pero anteayer me dijeron la causa por la que Benjamín, que
es además Secretario de Organización del PP, no se deja ver
a esa hora vaga de mediodía por los sitios de costumbre. La
cual no es otra que la de haberse entregado en cuerpo y alma
a sus obligaciones como gerente del ICD.
Y tengo entendido, y me alegro una enormidad, que su trabajo
está dando excelentes resultados en un organismo que estaba
pidiendo a gritos la llegada de un gerente capaz de imponer
orden sin tener que recurrir a métodos expeditivos por
sistema. Y mucho menos dejarse comer el terreno por cuatro
listos acostumbrados a todo menos a trabajar como exigen los
estupendos sueldos que cobran, sin que ninguno se haya
herniado todavía.
Si Benjamín Álvarez sigue en esa línea, o sea, manteniendo
la rectitud en sitio donde ha prevalecido siempre el
desorden interno, habrá demostrado que está capacitado para
tareas superiores. Pues no era fácil la labor que le
encomendaron allá por noviembre.
(José Antonio Ramírez destaca (!) mucho por su
imaginación.)
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