Me parece acertado el rechazo, por
parte de la Ciudad, a que corriera bajo su dirección,
Justicia, Sanidad y Educación.
De Justicia y Sanidad no voy a hacer ningún comentario,
puesto que habrá personas pertenecientes a esas áreas que
conocerán mejor que yo esto, pero sobre Educación tengo que
decir que es un acierto pleno que, de entrada, lo rechacen.
Y es que a uno se le pone la carne de gallina pensar, sólo
pensar, que alguno de los que están, o de los que pueden
llegar en las próximas elecciones, a los escaños de la
Ciudad, fuera el responsable de esta parcela. No lo quiero
ni pensar.
Ya hemos tenido, con otros cometidos, y dependiendo del
Gobierno Central, en la Dirección Provincial de Educación,
algún exponente que nos ha dejado, muy a las claras, hasta
donde pueden llegar, en ciertas materias, y Educación no es
la menos importante, personas que lo mismo “sirven” para un
roto que para un descosido.
Y volviendo a lo nuestro, yo les instaría a todos aquellos
que pongan en tela de juicio mis apreciaciones, que echen la
vista hacia atrás y me marquen tres concejales, de los que
hubo en los últimos veinte años, de los que fuera uno
experto y buen “ministro” local de Educación.
Y es que, además, está bien parecerse a Melilla en algunas
cosas, pero de la misma manera que la distancia entre
Melilla y la Península es distinta a la de la península y
Ceuta, las competencias no tienen por qué ser las mismas, y
mucho menos las apetencias y los gustos.
El Gobierno local de Ceuta no sigue la marcha que el
diputado de Melilla, aunque sea del PP, va a emprender para
pedir al Estado las transferencias.
Y aquí no estamos diciendo que no a los que están ahora, a
los que digo, y conozco a más de uno y a más de una docena,
que no tendrían ni el tacto, ni la entidad suficiente para
el cargo, me refiero también a los que pueden llegar, por el
camino que sea, incluido el ínclito Aróstegui, que se auto
proclamaría “súper ministro” de la “cosa” y con él todo
podría pasar, desde montar semanalmente una manifestación,
dando tres vueltas a los pasillos de los centros, o todo lo
contrario, “que no se mueva nadie porque no me conviene a
mí”.
El pasado viernes, el diputado melillense hizo el anuncio de
su intención de tramitar una Proposición No de Ley, para
exigir al Estado que transfiera las competencias educativas
a las dos ciudades.
Hace mucho tiempo que yo no voy a Melilla, pero me supongo
que la Ciudad Hermana tendrá otro tipo de necesidades más
urgentes y de menos costes que el hacerse cargo de
Educación.
El Gobierno de Ceuta que con mayoría aplastante, también en
esto, si tuviera competencias, podría hacer las cosas como
“mejor” le pareciera, ha sabido ver hasta donde puede y debe
llegar, con lo que no quiere competencias ni en Justicia, ni
en Sanidad, ni tampoco en Educación.
Lo que no sé, tras este rechazo, es a donde quiere llegar
cuando dice que sí le gustaría tener una participación
“directa, activa y estable” en su gestión. Un poco oscuro me
queda eso, salvo que por un lado se diga que no, y por otra
parte se quiera estar “repicando las campanas y acompañando
en la procesión”. Me gustan las cosas claras, las
ambigüedades no son , ni de lejos, lo que más me agrada.
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