Es el precio que hay que pagar a
la rápida “restauración” provisional del tramo de la
carretera N-352 que, por desprendimientos, se había tenido
que cortar hace dos semanas.
De momento, y así se ha roto el bloqueo que se estaba
produciendo, con un muro de contención “artificial”, hasta
que lleguen las soluciones definitivas, la carretera volverá
a tener circulación, los carriles serán un poco más
estrechos, pero habrá doble circulación.
No había otra alternativa y el domingo, desde las diez de la
mañana, se abrió al tráfico la vía que más circulación tiene
a lo largo de las veinticuatro horas del día.
Ahora bien, esa apertura “provisional” no es a cualquier
precio. Esa apertura tiene unas limitaciones, con lo que la
Guardia Civil se encarará de controlar la afluencia de
vehículos desde la Ciudad hacia la frontera y viceversa, con
la advertencia seria para la seguridad, de que los
conductores “extremen totalmente las precauciones”.
Es un bien para todos, incluso para los que podrían haberse
con vertido en infractores del tráfico, y serán tales
infractores si sobrepasan los 30km/h, que es la velocidad
máxima que se permite en ese tramo y que no habrá excusa
alguna, si alguien la sobrepasa.
Y hay algo que queda muy claro, la vía se ha abierto al
tráfico. Se ha hecho todo lo posible para que esté abierta
todo lo antes posible, pero no se han hecho esos esfuerzos
para que haya quienes, como hacían antes, utilicen esa ruta
en plan de pista de carreras o algo parecido.
Y lo que tengo claro es que si se encarga, o si se ha
encargado el control de esta vía a la Guardia Civil, podemos
ir tranquilos, iremos más seguros, porque los “vándalos” si
los hay no van a tener “permiso” para circular como ellos
quieran.
Siempre he dicho y lo voy a seguir diciendo, que si en
nuestros días las carreteras no hubieran tenido el control
que hay, por parte de la Guardia Civil, en estos momentos
sería imposible ir de Algeciras a Madrid, de Guadalajara a
La Coruña o de Gerona a Oviedo.
No quiero pensar la serie de “competiciones” de jóvenes y
menos jóvenes que entablarían sin un control riguroso, como
hay, por parte de la Guardia Civil de Tráfico en las
carreteras.
El muro de contención “de dos metros y medio, por dos metros
y medio, con una longitud de unos cien metros” se ha
colocado para evitar que haya algún desprendimiento más con
las lluvias que se nos aproximen.
Así se ha puesto un primer “parche”, no es algo definitivo,
para que en caso de otros desprendimientos de tierra, la
carretera no se vea invadida otra vez.
Es algo necesario, lo que menos se tardaba en colocar, para
“salir del paso”, luego ya vendrán las obras más en serio,
con carácter definitivo, que solucionen “de por vida”
problemas como el que ha habido hace dos semanas.
La necesidad de abrir la carretera era extrema, al tratarse
de una de las zonas básicas para la agilidad del tráfico y
para la eliminación de los atascos, que tanto han
perjudicado los últimos días.
Ahora lo que se pide, muy especialmente, desde la Ciudad es
que todos los conductores, ahí más que en ninguna otra
parte, extremen todas las precauciones. Era necesario abrir
esta vía, pero más necesaria es la prudencia y la moderación
ahora.
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