Dice que está encantando en el Parlamento europeo, que
carece de la melé de asesores que tienen los representantes
de los grandes partidos, pero que a cambio disfruta de la
posibilidad de saberse principal y casi único responsable de
su trabajo allí. Francisco Sosa Wagner fue el eurodiputado
que se acordó de Ceuta y de Melilla cuando Zapatero fue a la
Eurocámara a presentar sus intenciones para la Presidencia
española de la Unión y lo hizo para instarle a satisfacer la
reivindicación de ambas de alcanzar un rango equiparable al
de las regiones ultraperiféricas. “Hay que hacer todo lo
posible para lograrlo”, dice. Hoy se verá en Ceuta con la
Cámara y otras entidades e incluso, tal vez, con el
presidente Vivas.
Pregunta.- ¿Se ha encontrado lo que esperaba en el
Parlamento europeo?
Respuesta.- Quizá es un poco pronto para emitir un juicio
porque tomé posesión de mi acta en julio pasado pero su
funcionamiento sí me parece al que yo conocí en las Cortes
Generales españolas como alto cargo de la Administración
socialista. Aquella es una Cámara más de consenso, de
acuerdo, en el que no hay una oposición y un gobierno al
uso. En cualquier caso debo decir que para un profesor de
Derecho Público como yo es un privilegio estar allí y
conocerlo.
P.- ¿Es sencillo combinar su doble condición de
eurodiputado con una ideología que defender y una
nacionalidad a la que, se supone, proteger también?
R.- En el Parlamento europeo nos organizamos por grupos
políticos, no por naciones, pero sí es cierto que lo lógico
es que cuando un ciudadano español se dirige a la
institución busque a un compatriota. Es una coyuntura que
hay que saber gestionar y superar.
P.- Es usted el único representante de su partido, UPyD,
en la Eurocámara. ¿Se siente solo?
R.- No. Allí estamos adscritos al Grupo de No Inscritos, lo
que en España vendría a ser el Grupo Mixto, que está formado
por 30 diputados de múltiples nacionalidades, generalmente
miembros de partidos políticos pequeños y sin ninguna
cohesión ideológica entre nosotros. Esto, en la práctica,
supone que mi trabajo lo hago yo, sin interferencias pero
también sin el apoyo técnico del que sí gozan los
representantes de los grandes grupos, que en mi caso se
reduce a dos asistentes, eso sí, muy cualificados.
P.- ¿No es, por tanto, un retiro dorado para los
políticos?
R.- Nada de eso. Yo trabajo mucho, pero lo mismo debo decir
de mis compañeros de los grandes grupos. Allí, por decirlo
llanamente, hay mucho papel. Europa es muy grande, pero
además también nos preocupamos y nos pronunciamos sobre
asuntos de todo el mundo.
P.- ¿Desde el centro de Europa se ve decepcionante la
Presidencia española de la UE, como critican algunas voces
en España?
R.- Creo que el Gobierno de Zapatero cometió un tremendo
error táctico y estratégico al presentar este periodo como
muy importante, ya no digamos como una conjunción
planetaria. Las presidencias rotatorias son muy breves y lo
normal es que un país, cuando la asume, tenga la posibilidad
de acelerar o parar tal expediente o cual asunto, no más. Es
todo muy rutinario. Además ahora ha coincidido la entrada en
vigor del Tratado de Lisboa con el nuevo presidente del
Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, al que en buena lógica
corresponde dar el impulso político que antes tomaban los
países de turno. Estamos por el tercer mes de la española y
seguimos sin pena ni gloria.
P.- Cuando Zapatero fue a contarles sus intenciones usted
fue el único que le recordó las necesidades de Ceuta y
Melilla
R.- Tengo muy presente a las dos ciudades, más a la segunda,
de la que nací muy cerca, en la que viví y a la que me une
un vínculo casi familiar. Cuando nos visitó Zapatero hablé
durante cuatro minutos y aproveché para recordar al
presidente su compromiso de asimilar a Ceuta y a Melilla al
estatus de las regiones ultraperiféricas. Era justo y
necesario hacerlo.
P.- ¿Ve viable ese propósito?
R.- Hay que hacer todo lo posible para lograrlo. Ceuta y
Melilla son, en el continente africano, el escaparate
español de entrada en Europa para quienes nos visitan. Son
un activo geoestratégico que debemos reconocer y valorar por
su singularidad. He pedido a mis compañeros de UPyD de Ceuta
y de Melilla que me mantengan al tanto y que no dejen de
pedirme ayuda para conseguirlo.
P.- ¿Hay que temer las consecuencias del acuerdo de la UE
con Marruecos y su consiguiente desarme arancelario?
R.- Hay que estudiarlo y España y Europa tienen el deber de
velar porque los derechos de ningún ciudadano europeo estén
salvaguardados, obviamente también los de Ceuta y Melilla,
pero creo que este tipo de pasos son positivos. No obstante,
creo que España debe ser más directa para solucionar temas
como el de la frontera de Ceuta, que conocí personalmente el
verano pasado. No entiendo que los dos países puedan acordar
asuntos trascendentales y no resolver uno que depende
únicamente de su voluntad política. Ceuta debe tener una
aduana comercial con el mismo rango, como mínimo, que la de
Melilla, y así acabar con el caos que aprecié en el Tarajal.
P.- También se ha preocupado por la situación de Ceuta
como isla energética. ¿Ha encontrado alguna solución?
R.- He preguntado por el tema y, sin ser un técnico en la
materia, me parece irracional que, si fuera viable, se
permita que Ceuta pueda tener problemas por imprevistos de
generación eléctrica cuando hay un cable que suministra
electricidad entre España y Marruecos. Presentaré una
iniciativa parlamentaria ante la Comisión Europea para
conocer su postura.
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“PSOE y PP no hacen un buen servicio a
España aferrándose a esta Ley Electoral”
No sigue muy de cerca Sosa Wagner
la política nacional, de cuya actualidad se entera sobre
todo a través de los comentarios de sus amigos, compañeros y
conocidos. En cualquier caso le parece que su partido, UPyD,
va “muy bien”. “No estoy muy metido en la vida de partido,
pero hay que ser conscientes de lo difícil que es para un
partido como el nuestro acceder a las instituciones”,
advierte el eurodiputado, que lamenta la respuesta,
negativa, que Rosa Díez recibió en el Congreso a su última
intentona de cambiar la Ley Electoral. “Es inaceptable que,
con los mismos votos que el PNV, este partido tenga seis
diputados nacionales y nosotros uno porque viola un
principio fundamental, el de la igualdad, y PSOE y PP no
hacen un buen servicio a España aferrándose a ella y negando
la posibilidad de renovación”, critica Sosa Wagner.
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