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OPINIÓN - DOMINGO, 28 DE FEBRERO DE 2010

 

OPINIÓN / EL MAESTRO

Añoranza por la E.G.B.
 


Andrés Gómez Fernández
andresgomez@elpueblodeceuta.com

 

La Educación General Básica surge cuando, en la década de los 70, todos los países del mundo, acudiendo a la llamada de las Naciones Unidas, al pretender esforzarse en potenciar al máximo el capital humano de su educación como primera y fundamental variable de su desarrollo. Nuestro Gobierno puso en marcha, en el año Internacional de la Educación, como primera aportación, un nuevo sistema educativo más social, más eficaz y mejor adaptado a la evolución que la sociedad española experimentó singularmente en esos últimos treinta años.

Se decía, en su presentación, que la preparación y aptitudes del profesorado de enseñanza básica –pasamos a ser profesores-, su espíritu de iniciativa y de entusiasmo, el ajuste de los programas, las necesidades formativas que exige un mundo en permanente transformación, la organización orgánica y metodológica de lo centros de enseñanza básica para lograr una enseñanza más viva, más activa, más abierta, que asegure una educación continua de la persona a lo largo de su vida, son los primeros hitos que condicionan la efectividad de cualquier renovación educativa al ritmo del momento… la Ley fue presentada por el Ministro de Educación Villar Palasí –también se conoce la Ley por el nombre del Ministro- y aprobada en 1970, la Ley 14/70 o Ley General de Educación (LGE).

Pero, ya en 1985, el gobierno de turno aprueba la Ley Orgánica Reguladora del Derecho a la Educación (LODE), una reforma, al parecer necesaria, para establecer la educación con derecho básico. Y, sin entrar en más detalles, en 1990, la LOGSE, que establecía la escolarización obligatoria hasta los 16 años. Surge, en la etapa del PP, la LOCE, en 2002, Ley Orgánica de Calidad de Educación, auspiciada y aprobada por dicho partido, cerrando el ciclo de ese “aluvión de leyes”, la LOE, discutida y aprobada por el PSOE en 2005.

Con tantas leyes, el ciudadano se hace una composición de la ineficacia de las mismas, que no mejoraba a la EGB. En los momentos actuales, a punto de cumplirse el plazo impuesto por el Sr. Ministro de Educación para la elaboración del llamado Pacto de Estado por la Educación, que según mis últimas informaciones, su debate será muy polémico. El texto no incorpora de forma expresa lo que el PP considera “pilares básicos” de ese gran acuerdo. En definitiva, el borrador rehúye cuestiones polémicas como la Lingüística, la asignatura Educación para la Ciudadanía y Religión, y todo aquello que pueda suponer un choque ideológico. El texto mantiene el carácter orientador de 4º de la ESO, con dos perfiles, uno hacia Bachillerato y otro hacia F.P., y además, se fija los 15 años para acceder a los Programas de Cualificación Profesional para alumnos que no superen la ESO.

En un reciente estudio realizado a docentes en activo, que han vivido diferentes reformas educativas, más de la mitad volvería a la Educación General Básica. Esta situación educativa anterior a la LOGSE, los que en mayor medida (entre 60% y 63%), sienten esa añoranza, son los docentes de Secundaria y los de los centros públicos.

Otros datos también recogidos en el estudio, respecto a la valoración social, muy significativos, nos dicen que sólo un seis por ciento de los que todavía trabajan responden positivamente, y sólo un nueve por ciento asegura sentirse reconocido por la Administración. Lo que más valoran, obviamente, es el reconocimiento de ser un buen profesor y una persona íntegra. En relación con las familias, las buenas relaciones y la confianza por sus hijos y el que los desautoricen ante ellos, son aspectos frustrantes. La falta de esfuerzo del alumno les causa preocupación.

Un hecho que produjo un significativo cambio con la EGB, fue el tratamiento que se empezó a dar a los maestros, que dejamos de serlo, para ser profesores. Confieso que nuestros alumnos se vieron, en principio, confundidos, porque ya no se dirigían a nosotros como maestros, sino como profesores. A partir de ese momento ya nos habíamos igualados a los demás docentes de la Enseñanza Media y Universidad, produciendo entre ellos, he de confesarlo, un cierto malestar, ya que en esto de la enseñanza, las clases se habían igualado. La EGB había tenido un gesto no diferenciador entre todos los profesionales de la Enseñanza.

Pero poco duró la “alegría” en casa de los pobres, y fue precisamente otra ley, supuestamente, por su aparición en el tiempo y cuando gobernaba un partido progresista, la que nos devolvió a nuestros orígenes, es decir, a la categoría de maestros, de la cual no teníamos que haber salido, significando de nuevo una confusión para los alumnos cuando tenían que relacionarse con nosotros.

En nuestro Centro educativo, conociendo contenidos y objetivos en Matemáticas y C. Naturales, en la LOGSE, el equipo responsable se reunió y por unanimidad tomamos el acuerdo de continuar con los mismos de la EGB, con lo cual las dos materias no salieron perjudicadas en los cursos 1º y 2º de la ESO, que son los equivalentes a 7º y 8º de la EGB. De esta forma, nuestros alumnos y alumnas no salieron perjudicados. No tuvimos otra salida para solucionar el desfase que acarreó la nueva Ley. Nuestros compañeros de otras áreas procedieron de igual manera, en especial los responsables del Área de Lenguaje.

Atrás quedó EGB, la Ley gratamente recordada por aquellos que tuvimos la fortuna de trabajar con ella. Los buenos resultados se pudieron comprobar cuando nuestros alumnos realizaron sus estudios posteriores, en especial, Bachillerato.
 

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