Ya he escrito sobre esto,
especialmente al final de curso, en años precedentes, cuando
los chavales de este “mini bachillerato”, de sólo dos
cursos, se van acercando a esa prueba que les permitirá, si
es que la superan, pasar a estudios superiores.
En aquellos momentos dije, y ahora debo decir, lo mismo, y
es que salvo que el día del examen cualquiera de los
estudiantes tenga su día negro y no dé una a derechas, salvo
en ese caso, es prácticamente imposible no pasar esa prueba.
Y teniendo en cuenta la trayectoria que han seguido, desde
que empezaron a leer y a escribir, lo anormal sería que
fuera, precisamente ahora, cuando viniera “el tío Paco con
la rebaja” y cerrara a cal y canto las puertas que durante
tantos añoa habían estado abiertas, de par en par.
Mis muchos años en la enseñanza y, precisamente en el
Bachillerato, me han permitido conocer varios planes, con la
particularidad de que cada uno de ellos ha ido superando,
por malo, al anterior.
Lo de hoy ya no sabemos como lo podríamos calificar, por
mucho que, especialmente, desde dentro, se quiera hablar de
glorias y milagros de la enseñanza de nuestros días.
Y para mí, esto de hoy ha sido, un poco, la maduración de
aquel plan que, en su día, impusieron los Galino (señorita)
y Hochleiner, que lo único que lograron fue “egebeizar”
España, para poder “vender” por ahí fuera, que todos
nuestros chavales tenían una titulación.
Eso de la titulación fue cierto, pero con títulos de papel
mojado, que dejaba la titulación, antes de llegar a la
Universidad, a años luz de lo anterior.
Y como aquí, al igual que en el circo, nos gusta el “más
difícil todavía”, aquello que no tuvo éxito fue dejado
atrás, para pasar por otros dos o tres estratos hasta llegar
a donde estamos y a donde estaremos, vendiendo la farolada
de conocer varias lenguas, por ejemplo, pero sin saber poner
correctamente su propio nombre en muchísimas ocasiones.
Con esta trayectoria, los alumnos que ahora mismo están en
segundo de Bachillerato se enfrentarán a “su” selectividad,
la primera prueba, a lo largo de muchos años de estudios,
que marcará el paso para poder ir a otros niveles o para
quedarse algún tiempo más donde están.
Esto último, lo repetiré mil veces, sólo sucede cuando a uno
de esos jovencitos le cae el día negro, porque los números
ahí están, con más del 90% de alumnos que pasan, lo que debe
indicar o que los alumnos tienen una grandísima formación,
cosa que se da muy esporádicamente, o que eso es un
coladero, para todos.
Si alguien me preguntara cual de las dos posibilidades sería
la mejor, si pasar “todos”, como van pasando o poner pruebas
para hacer un verdadera selección, yo me tendría que
inclinar por lo primero, porque no sería potable que se les
hubiera estado dando “caramelos” durante muchos años y luego
la selectividad fuera “un bombón” pero con el papel
envenenado.
Si hay que corregir, que hay que corregir mucho, se tendrá
que hacer desde abajo. Si es necesario, que lo es, que
conozcan varias lenguas, lo primero que necesitan es conocer
bien su lengua materna, y desde ahí pasar a las ajenas,
porque lo contrario, que es lo que estamos haciendo es
comenzar la casa por el tejado. Sin más.
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