Acceder al nuevo hospital universitario se ha convertido en
una odisea desde que se ha cerrado al tráfico la Carretera
Nueva. Así lo corrobora la compañía de autobuses urbano, que
asegura que las retenciones que está provocando el cierre a
la circulación de esta carretera nacional están retrasando
la línea que realiza el itinerario hasta el centro
hospitalario entre media y una hora.
“Es un infierno”. Con esta rotundidad se refería ayer el
gerente de la compañía concesionaria del servicio de
autobuses urbanos, José María Cuéllar, al caos circulatorio
que está provocando el corte de la Carretera Nueva, cerrada
al tráfico desde el pasado jueves debido a los
deslizamientos de terreno provocados por las lluvias.
Las líneas afectadas por este problema son las que conducen
a la frontera, El Príncipe y, lo que resulta más
preocupante, al nuevo Hospital Universitario. Cuéllar apuntó
que en hora punta los autobuses que conducen al centro
hospitalario pueden acumular entre media y un hora de
retraso como consecuencia de las imponentes retenciones en
la circulación rodada.
El gerente de la compañía Hadú-Almadraba asegura que los
embotellamientos comienzan a producirse desde las seis de la
mañana, cuando empieza el servicio. Según continuó
relatando, los autobuses urbanos comparten estas
incomodidades del tráfico con los usuarios que acuden al
centro sanitario en su propio vehículo desde el vecino
Marruecos.
El colapso del tráfico se deja notar sobre todo en la
Avenida de los Reyes Católicos, principal vía para desviar
el tráfico que no absorbe Martínez Catena. “Los usuarios en
vehículo privado también podrían bajar desde Príncipe
Alfonso hasta Hadú por el Quemadero, señaló Cuéllar.
Con el traslado del hospital, el número de pasajeros ha
aumentado sensiblemente, aunque el gerente aguarda a un
mayor uso del servicio para reforzar la línea.
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