La afición está decepcionada, no ve por donde puede salir el
equipo, y lo que es peor, ya no sabe qué es lo que se puede
hacer para que funcione.
Es lo peor que puede tener una afición, que no se inmute
ante una derrota en casa de su equipo, cuando con la
victoria habría vuelto a estar entre los cuatro primeros. La
afición está decepcionada, no ve por donde puede salir el
equipo, y lo que es peor, ya no sabe qué es lo que se puede
hacer para que este equipo funcione.
Un solo punto de doce posibles
No podían ir peor las cosas en el mes de febrero, en el que
los tres encuentros que se han disputado se han perdido y en
las vísperas, en el último domingo de enero, tan sólo, se
empató y en campo del Marbella.
Esto no lo esperaba nadie, y esto ha hecho que ya el
primero, el Melilla, se haya distanciado tanto, se haya
escapado con más de una docena de puntos, porque la AD Ceuta
ha demostrado, una vez más, que no es capaz de saber
reaccionar en los momentos claves.
Es posible que en el partido del domingo se pueda hablar de
mala suerte en el primero de los goles encajados, pero a
partir de ahí, con el tiempo que quedaba, un equipo con
entidad y con solvencia, con ganas de morder, tiene que ir
en busca de algo positivo y eso no lo sabe hacer este Ceuta,
hoy por hoy, con lo que el nuevo entrenador tendrá que
dedicar otra parte del tiempo a hacer ver que la entidad, si
es que quiere estar arriba, de verdad, tiene que poner más
garra, de principio a fin.
Les quema el balón en los pies
Yo no quisiera creer que el equipo sea tan malo como para no
poder reaccionar y dar la cara cuando hay que darla, pero lo
cierto es que se ha metido en un callejón sin salida y en
casa juegan atenazados, no saben qué hacer con el balón y
así se va por mal camino.
Y el domingo no puede decir nadie que no se hayan dado
oportunidades, a los de antes y a los nuevos, pero de ellos
se libraron un poco Vázquez y Velasco, mientras que los
demás estuvieron agarrotados, y tal vez faltos de fuerzas,
cosa que se nota cuando hay que ir, de verdad, en busca de
un balón.
La mala suerte de los porteros
No se puede decir que esté habiendo suerte con los
guardametas de este año, al menos con los que, inicialmente,
partían como titulares, con lo que al final, Ramón va a ser
el que menos mal parado vaya a salir. Y es que el primero,
por un problema familiar, se tuvo que ir y no pudo demostrar
lo que se esperaba de él. Rafa Ponzo vino, pero no se dejó
ver mucho por sus actuaciones destacadas y Bonis que debe
ser un buen portero, todavía no ha demostrado nada, en los
dos partidos que jugó.
Es cierto que el primer gol del domingo no fue culpa suya,
totalmente, pero no menos cierto es que él tampoco llegó. En
el segundo anduvo lento y en el tercero no se enteró del
trallazo hasta que fue a recoger el balón en el fondo de su
marco.
Ahora, como todo es mejorable, habrá que confiar en el
futuro, pero esto no huele bien y la preocupación está
subiendo mucho en estas dos semanas.
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