Cual un “Don King” (el promotor de
boxeo mas famoso del mundo organizador de mil combates entre
las estrellas del pugilismo universal que logró enfrentar a
Muhammad Alí -Caisus Clay- contra George Foreman en Kinssasa,
Zaire, en 1974) S.M. El Rey Don Juan Carlos I ha querido
mediar, políticamente, entre los “pesos pesados” que rigen
nuestros asuntos públicos, para que, si es posible, se
pongan de acuerdo en aquello de sacarnos delante de la
galopante crisis que nos acucia. Y ya hemos entrado de
nuevo, como viene siendo nuestra costumbre, en comparar los
enfrentamientos dialécticos entre Rodríguez Zapatero y Rajoy
Brey con un combate de boxeo y, en esta ocasión, con mas
motivo por haber intervenido nada menos que Don Juan Carlos
para tratar de poner de acuerdo, entre otros, a estos dos
“pugilistas” que en reiteradas ocasiones se han subido al
“ring” del Congreso de los Diputados para dilucidar nuestro
porvenir económico sin que, hasta el momento, hayan podido
aclararse, a pesar de las “palizas” que se dan, con respecto
a como van a quedar las finanzas españolas, caudales,
bienes, la hacienda pública o tal cual queramos llamarle.
Existe, entre los dos “púgiles” a los que quiere poner en
solfa (coloquialmente: zurra de golpes) nuestro Rey, un
conocimiento mutuo del juego de piernas, fintas y puntos
flacos y aunque Zapatero se encuentra al borde del “Knoch
Out” (K.O. para entendernos) o “groggy” (vacilante,
tambaleante, zombi –esta palabra parece ser que proviene de
un idioma africano-) el otro “luchador”, no acaba de
encontrar la “distancia” propicia para acabar con su
oponente, ni sus golpes están lo suficientemente
argumentados, razonados o no son, llamémosle, contundentes
para finiquitar la contienda que vendría a resolver el
problema que el país tiene planteado que es el de todos
aquellos autónomos, currantes por cuenta ajena y
pensionistas (en este caso obligados espectadores de la
“disputa del título” “castigados” con un incremento del IVA,
del IRPF y la consiguiente bajada de las pensiones aun
cuando hayan recibido un escrito del Ministro de Trabajo
anunciándoles la subida del uno por ciento), sin incluir
aquí a nuestros parlamentarios que disfrutan, aunque no
asistan al “tajo”, de unas buenas retribuciones y
reconocidas unas pensiones máximas por su pertenencia a las
Cortes con solo siete años de ejercicio.
Pero, a lo que vamos: José Luis Rodríguez Zapatero, a la
vista de las circunstancias, ha querido convertir estos
combates de boxeo en otros llamados de “pressing catch”
(lucha libre americana) en los que se enfrentan hasta tres
púgiles a otros contendientes (que ha llamado Comisión de
Negociación) habiendo designando titulares a estilistas
expertos/as como Elena Salgado, Pepe Blanco y Miguel
Sebastian (éste ultimo, al parecer, repuesto del contundente
K.O. que le infringió Alberto Ruiz Gallardón en la última
disputa por el “cetro” del Ayuntamiento de Madrid), dejando
fuera de esta selección nada menos que al principal actor y
director del ministerio de los currantes, Celestino
Corbacho, al que le siguen, con perseverancia, los mas de
cuatro millones y medio de “aficionados” (entiéndase
parados), que tardará en recuperarse del malestar que le ha
ocasionado su suplencia.
Por parte de Mariano Rajoy no se ha tenido en cuenta el reto
del titular de los pesos pesados españoles Rodríguez
Zapatero de que participe en esta disputa ni, tampoco, ha
atendido aquello de que “si tiene valentía y coraje que
presente una moción de censura” (así, cuando se tiene
mayoría en el Congreso, es como se las ponían a Fernando VII).
Más bien el “púgil” de Génova 13 se inclina por una sesión
de confianza (la que parece rehuir el “titular de la
categoría”) que, al saber de los muchos aficionados al noble
arte del boxeo, debería haber planteado en la misma “velada”
si no le parecía bien, según expuso, “hacerse corresponsable
de las acciones del gobierno pues ello seria irresponsable”.
El otro “púgil”, avezado ya en estas lides, exhibió un
amplio programa de actuaciones y reiteró (¿otras de sus
mentiras?) “la pronta recuperación de la economía y la
creación de empleo antes de que se acabe este año”. Amagos
todos, pensamos, que no llegan al “aficionado” que solo ve
en estos enfrentamientos dialéctica barata que produce el
desencanto, desconfianza y pérdida de la “afición” a pesar
de los esfuerzos del “promotor” don Juan Carlos I para que
se pongan de acuerdo quienes rigen o aspiran a regir nuestro
asuntos públicos en acciones que, como hemos dicho, vengan a
superar la crisis que nos acucia.
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