Nunca mejor dicho, porque de moros y cristianos va la cosa.
Mi nombre es Quique, mi apellido Rodríguez y en el mundo del
carnaval soy uno más de los que ponen su granito de arena
por mantener viva esta cautivadora fiesta. Mejor dicho,
“granillo de arenilla”, tomando prestado el nombre de la
chirigota que, merecidamente, ha ganado el concurso en su
modalidad este año.
Mi nombre y apellido los cito nada más empezar, porque entre
mis pocas virtudes está la de dar la cara y posicionarme
cuando debo hacerlo, sin temor a no “caer bien” a alguien y
sin deseos de hacer exaltación (término cristiano) de la
amistad, como hacen los borrachos. Más que nada, porque no
bebo alcohol. De ahí se deduce que un abrazo mío a las dos
de la mañana de cualquier noche de Carnaval, es
indudablemente consciente y sincero.
Llevo días escuchando críticas hacia la chirigota ganadora,
no por su calidad como agrupación carnavalesca, sino por su
escenificación cómica de una Misa en el escenario del Siete
Colinas. Aquellos que me conozcan bien, saben que yo no soy
especialmente practicante como Cristiano y que mi interés
por las imágenes religiosas se reduce a la pasión que me ha
transmitido mi mujer, a una admiración justificada por su
belleza estética y a un respeto y devoción profundos a lo
que representan. No suelo ir a la Iglesia, ni siquiera rezo,
aunque sí que miro al Cielo y pienso en Dios muchas veces al
día, dando las gracias por hacerme sentir afortunado junto a
los míos. Por ese motivo, quizás mi respuesta ante esas
críticas ha sido emitida siempre desde un punto de vista
menos “cristianamente ofendido” que el de otras personas.
Para mí, aquí es donde empezamos a “mojarnos”, Alberto
Mateos y su gente han hecho un gran favor a otra chirigota,
la de los hermanos Pérez. Sí, como suena, un grandísimo
favor. La explicación es muy sencilla, si una chirigota se
ha llevado un primer premio “ridiculizando” a la religión
Cristiana...¿quién tiene narices ahora de decirle a los
Pérez que no hablen de los musulmanes?, ¿quién les va a
pedir explicaciones por haber ofendido al “moro”?, ¿es justo
ahora pensar que se hizo bien quitando un primer premio y
denunciando a una chirigota por los mismos motivos que otra
ha utilizado para ganar, pero con una religión diferente?. Y
más aún, yo todavía no he visto a los Pérez colocar una
Mezquita en un forillo, vestirse de Imanes y ponerse a
ridiculizar un rezo de rodillas y con la frente en el suelo.
Si eso ocurriera, le meten fuego al Siete Colinas con
nosotros dentro.
La diferencia de trato, la discriminación positiva, se
produce porque los musulmanes levantan la voz y protestan a
la mínima, protestan tanto y de manera tan incisiva y
molesta que consiguen siempre lo que quieren, los cristianos
no. Eso no es una crítica negativa, sino un sentimiento de
admiración por su manera de unirse y alzar la voz luchando
por lo que quieren. No es una opinión que puede estar
cargada de subjetividad, sino una realidad como un templo,
moro o cristiano. Con todos mis respetos para ambos lugares
sagrados.
Después de utilizar las palabras admiración y respeto por
los musulmanes espero que quede claro que no justifico ni
comparto actitudes xenófobas o racistas. Siempre digo lo
mismo, yo estoy en contra de las personas que son negativas
para la sociedad, sean blancos, negros o verdes con
antenitas. Un racista es aquel que está en contra de
cualquier otra raza que no sea la suya y yo todavía no he
visto a ningún ceutí elevar protestas por los chinos, los
negros (que también los hay musulmanes), los hebreos, los
romanís, los evangelistas, etc. Se elevan protestas y se
cantan pasodobles en contra de algunas pandas de parásitos
dañinos que pueblan nuestra ciudad, su religión es lo de
menos, porque en su religión también hay grandes hombres y
mujeres.
En definitiva, que si es Carnaval y todo es “perdonable”, lo
debe ser para unos y para otros, antes y después. Yo no pido
que se castigue a “Los Granillos de Arenilla”, que para mi
han hecho la mejor chirigota de sus últimos años, lo que
digo es que no se debió castigar a aquellos Polluelos nunca.
La hipocresía que se respira actualmente en relación a este
tema está siendo realmente patética y me da bastante
vergüenza ajena oír justificaciones con argumentos etéreos a
todo lo que he planteado en los párrafos anteriores.
Todo esto, lo dice alguien que, con su comparsa, ha ganado
un concurso cantándole a un Crucifijo y a la Policía, dos
protagonistas de un repertorio escrito de manera consecuente
con una forma de ver la vida, que se ven afectados, cada uno
por un motivo diferente, por la polémica aquí expuesta. Me
apoyo en eso para permitirme el lujo de opinar sobre este
tema humildemente, pero de manera clara.
No me posiciono en contra de una chirigota, creo que queda
claro que esa no es mi intención, me posiciono a favor de
otra, la de los Pérez. Una chirigota que lleva cuatro años
de juicios y presiones de todo tipo porque alguien se sintió
ofendido por palabras que se llevan escuchando desde el
principio de los tiempos en Ceuta, pero que, por una vez, se
dijeron en un escenario, mirando a los ojos del público...
con los cojones que a muchos otros nos han faltado siempre.
Feliz Carnaval
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