Es el momento de asentarse, para no volverse a mover más
hacia fuera, entre los cuatro primeros de la clasificación
general. Todo lo que se deje pasar puede convertirse en una
marcha sin retorno, y eso no es los que se espera, tras la
marcha, aunque haya sido titubeante, hasta ahora.
Van tres encuentros consecutivos de los que tan sólo se sacó
un punto, y eso no entra dentro de lo normal, porque lo
normal, no digo lógico porque la lógica no se da a diario en
el fútbol, hubiera sido lograr cuatro si es que no seis,
contando con que el Granada iba a ser inaccesible y sin
embargo fue el que más opciones, porque allí se jugó mejor,
dio para puntuar.
Lo del Marbella fue un fiasco, y lo del Alfonso Murube, ante
el Betis B, una auténtica vergüenza y una falta de
profesionalidad en más de un componente de la plantilla, que
el Ceuta no puede ni debe aguantar.
La derrota ante el Betis B terminó con Carlos Orúe como
entrenador del Ceuta, una salida que ni el técnico jerezano
merecía, ni ningún técnico merece, tras haber hecho todo lo
que él puede, sin haber sido correspondido por más de uno de
los componentes de la plantilla. Y es que Carlos Orúe ha
sufrido en sus propias carnes lo que no es extraño en el
mundo del fútbol, cuando un grupo de los que deberían ser
serios profesionales y trabajar al mismo ritmo que el
entrenador, hacen la guerra por su cuenta y en contra del
técnico.
Y no me refiero a toda la plantilla, porque sería injusto,
pero sí que sabemos todos, y ellos mejor que nadie, como se
han fraguado ciertas cosas que creo y deseo que no vuelvan a
repetirse, porque de ser así aparecerán nombres, horas y
circunstancias, por el bien del equipo de la ciudad en la
que estamos.
Cambio en el banquillo
Lo que ocurre en estos casos es que llega al banquillo un
nuevo técnico, hay unos costes adicionales, pero bien
venidos sean si el recién llegado ya sabe lo que hay dentro
y como va a tener que actuar, a pesar de que el mercado de
invierno, mala suerte, ya se ha cerrado.
Hay, no cabe duda, que controlar el avispero ese que había y
no sé si hay en el vestuario ceutí. Y lo peor de todo esto
es que luego, cuando se ve claramente de donde parten muchos
de los problemas, hay quien defiende “a capa y espada” a
ciertos jugadores que donde únicamente se han mostrado
efectivos, a lo largo de esta y otras temporadas, ha sido en
los pubs nocturnos. En el campo el “timo de la estampita” y
jugando en el terreno de nadie.
Aunque en algún momento ya, el pasado domingo, estuvieron
sobre el terreno de juego los cuatro refuerzos del mercado
de invierno, de salida, yo no lo sé, si ante el
Polideportivo Ejido, van a estar todos ellos, o si va a
seguir la confianza en alguno de los que no la merecen por
llevar una temporada rindiendo a menos del 50% de lo que
podrían rendir. Sea como sea, jueguen unos u otros, no
seremos nosotros los que entremos en alineaciones de ningún
tipo, porque para eso hay una persona capacitada para
hacerlas, lo que sí es cierto es que el crédito puede
empezar a terminarse para algunos, con lo que quienes estén
en el banquillo, de salida, deberán estar atentos porque
ahora ya no se puede jugar con despistes de patio de colegio
o de juveniles, que son los despistes que está habiendo, por
ejemplo la falta que precedió al primer gol en Granada,
desde hace muchas jornadas y que no parece que sea fácil
corregirlo.
Un técnico con personalidad
Aunque joven. Es lo que, particularmente, pienso sobre el
nuevo entrenador del Ceuta, que ha venido a este equipo con
ganas de conseguir todo y sabiendo que tiene mucho que
ganar, y mucho menos que perder, por cuanto él ha cogido el
equipo fuera de la zona de play off, aunque muy cercano a
esos puestos, con lo que si logra meterlo ahí, ya habría
logrado lo que no se hizo el año pasado, con las mismas
maniobras, aunque hechas un poco más tarde.
Si al final de temporada están entre los cuatro primeros se
habrá logrado el objetivo propuesto y no logrado un año
antes, en cuyo caso habría que decir:”manda huevos” que cada
año haya que cambiar de entrenador para lograr lo que
debiera haberse conseguido con el que ha comenzado la
temporada.
Me consta que José Diego Pastelero se ha tomado esto con
todo el interés del mundo. Está día y noche pensando en
todas las posibilidades y en todos los cambios que deberá
hacer para mejorar, lo mejorable, de la situación y sé que
no le va a “temblar el pulso” si un día tiene que dejar a
“algún imprescindible” fuera de las alineaciones. Sé,
también, que si hay quien, desde dentro o desde fuera, se la
intenta jugar él “los tiene muy bien puestos” para no
tolerar los jolgorios, ni mucho menos el reírse de la
entidad, del técnico, ni mucho menos de la ciudad que está
sufragando los muchos gastos del equipo. Por consiguiente,
¡¡Ojo al parche!!, que la “época de la siesta” no ha llegado
aún, y aunque no queden muchas bazas, porque el mercado de
invierno se ha cerrado, hay otras posibilidades para lograr
todo lo que se necesita.
Arrimar el hombro
Hace una semana y por aquello de que nunca tuve nada en
contra de la directiva del Ceuta, como tampoco tiene nada en
contra esta casa, a petición del presidente de la entidad,
Felipe Escane, tuve una reunión en la sede del club, con los
pesos pesados del Ceuta. En la entidad hay preocupación, no
es extraño, ven lo que se avecina y pretenden que se reme,
por parte de todos, en la misma dirección.
Por mí y por esta casa, y por RNE que es donde yo cubro la
información del deporte, no habrá el más mínimo problema en
apoyar en todo lo que sea lo mejor para la entidad y para su
posible “ascenso”.
El apoyo, que no el cheque en blanco al portador, no va a
faltar, pero nosotros no marcamos los goles, nosotros no
vemos las cartulinas amarillas en el momento más inesperado,
ni tampoco mientras estamos escribiendo o preparando la
información, digo que tampoco, al mismo tiempo estamos de
“farra”, y es que si esa ruta, siendo jóvenes, como son, la
siguen ciertos componentes de la plantilla, podrán lograr
unos objetivos, pero con lo que algunos han hecho, hasta
ahora, al único objetivo que se va es al fracaso.
Y sabemos que se puede perder un partido, dos o media docena
pero entregándose y dando todo lo que tienen, pero perderlo
como se perdió ante el Betis B es una indecencia. Sin más.
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