Ramón es del Madrid fetén.
Como quien escribe. Ramón, además de ser lector de esta
columna, gusta de oírme hablar de fútbol. Y en cuanto tiene
la menor oportunidad trata por todos los medios de
provocarme para que yo le cuente acerca de los aciertos y
errores cometidos por los técnicos madridistas en lo tocante
a fichajes.
Ramón tiene una memoria privilegiada. De modo que uno debe
andarse con tientos antes de apuntarse ningún tanto que no
le pertenezca. Pero el ser memorioso de mi amigo tiene
también sus ventajas. Al menos para mí. Y así me lo ha
demostrado en el Hotel Tryp, el miércoles pasado, ante
conocidos llegados de afuera.
La reunión está formada por cuatro personas. Y Ramón, en
cuanto se habla del partido entre el Olympique de Lyon-Real
Madrid, toma la palabra y es imposible quitársela. Ni
siquiera a mí me permite meter baza. Alegando que mi
situación ha de ser la de oyente por haber sido capaz de
pronosticar los males del equipo blanco cuando todos eran
alabanzas por las contrataciones.
Ramón, con el camino expedito, no duda en repetir lo escrito
por mí el 10 de noviembre de 2009: “Los periodistas
madrileños dieron en la manía de decir que el Madrid
necesitaba los servicios urgentes de Xabi Alonso. E
hicieron campaña a favor de que Florentino Pérez se
gastara los cuartos para convencer a los dueños del
Liverpool y a Benítez de que accedieran al traspaso
del futbolista guipuzcoano. Lo cual ha sido un auténtico
fracaso”. A XA, continúa hablando mi amigo Ramón por boca de
ganso, es decir, por lo que yo había escrito, se le han
atribuido cualidades de las que carece. Y, claro, una vez
que le han otorgado tales excelencias, quienes lo hicieron,
que son muchos, no quieren dar marcha atrás. XA, lo diga
Relaño, Roncero, Guasch, o el de la moto,
es un jugador sobrevalorado. Porque ni defiende bien ni
tampoco es decisivo como jugador de ataque.
A mi amigo Ramón no hay fuerza humana de pararle. Está
embalado: pues la derrota del Madrid en Lyon le ha escocido
lo suyo; así que los demás nos sometemos a la ley del chitón
y a oírle cuanto dice. “Los periodistas madrileños, salvo
excepciones, no saben una papa de fútbol. Si supieran, no os
quepa la menor duda, habrían visto en su día que la posición
de Lass -el mejor fichaje del Madrid en muchos años-
en el campo es errónea. Pues es él quien tendría que estar
jugando por delante de los defensores, cual escudo de ellos.
Y no Alonso: quien defiende poco y mal. Problemas que se
acentúan cuando los rivales dominan”.
Entonces, intervengo yo para decirle a Ramón que me deje
explicar el final de lo escrito por mí cuando la Liga de las
estrellas estaba recién comenzada. Y acepta a regañadientes.
El equilibrio del Madrid no sólo se está rompiendo por la
parte de atrás, tras prescindir de Heinze, zurdo
polivalente, sino que está ocurriendo algo grave en la zona
vital del medio campo. En esa zona donde se cuecen las
victorias y se fraguan las derrotas, hallamos a Lass
condenado al ostracismo por la situación de Alonso. Me
parece, pues, una herejía usarle por sistema sólo para
cubrir las subidas de Ramos. Alonso, además, no tiene
cualidades para organizar al Madrid. (1/12/2009.) Eso se
llama, querido Ramón, no torear a toro pasado.
(Patricia Fernández Chasco e Ignacio Gallego
Pedraza están llamados a ganar el Premio Planeta (!)
Enhorabuena.)
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