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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 17 DE FEBRERO DE 2010

 

OPINIÓN / EL OASIS

Vivas: nueve años de alcalde
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Pío García-Escudero, portavoz del Grupo Parlamentario Popular en el Senado, nos visitó el lunes y yo perdí la oportunidad de saludarle. Porque estaba lloviendo más que cuando enterraron a Fermín Salvoechea en Cádiz y decidí suspender mi garbeo por el centro de la ciudad. Confieso que me hubiera gustado cruzar unas palabras con el senador; pues debo decir que, habiéndole entrevistado en su visita anterior, me facilitó la tarea mostrándose campechano y con don de gentes. Que es lo menos que se debe exigir a cualquier político.

La visita de García-Escudero entra dentro de los actos que irá celebrando el PP de Ceuta, debido a que el día 7, de este mes, se han cumplido nueve años de aquella moción de censura que acabó con el Gobierno del GIL. Y de la que resultó designado presidente Juan Vivas. De aquellos días tengo yo aún los recuerdos muy vivos. Pero mentiría si no dijera que el mejor de todos es recrearme en la suerte de saber que en febrero de 2001 Antonio Sampietro salió del Ayuntamiento con el rabo entre las piernas y traicionado por la mujer que él miraba con arrobo: Aida Piedra. Que bien se ganó el derecho a que se le rinda un pequeño homenaje.

Y es que gracias a Aida Piedra ahora es posible decir que nunca antes esta ciudad había podido presumir de tener el alcalde más votado de toda España y el más querido por sus ciudadanos. Según se empeñan en airear las encuestas que se vienen haciendo.

Juan Vivas, cuando se le pregunta por algo bueno que hubiera aportado el triunfo del GIL en las urnas, no duda en responder que “el clamor que se produjo en la ciudad con la llegada del GIL y el respaldo popular que obtuvo calaron hondo en Madrid. Y allí se dieron cuenta de que semejante exaltación se había producido porque hasta ese momento no había habido respuestas eficaces a las necesidades de Ceuta. Necesidades que nuestra ciudad tenía en materia de inversión, de equipamiento y de coberturas de determinados servicios”.

De cuando Vivas fue investido alcalde, en febrero de 2001, también conservo yo muy frescas en la alacena de la memoria algunas escenas que me tocaron vivir. En una pude comprobar que su acceso a la alcaldía causaba inquietud entre los dirigentes de Génova. Y la explicación era bien sencilla: alguien se había encargado de hacerle un mal artículo en Madrid. De modo que Javier Arenas llegó dubitativo a Ceuta, aquel siete de febrero, y no tuvo el menor inconveniente en exponer sus dudas a quienes le acompañaban aquella mañana.

Pero, a pesar de todo, la designación de Vivas como alcalde se debió, y así lo reconoce él, a que era un candidato que no estaba desgastado. Y, desde luego, en su hoja de servicio constaba que no había tenido graves enfrentamientos con el GIL. Y cuando se le pregunta por qué siguió contando con los servicios de muchos ‘gilistas’ dice que quienes habían demostrado ser eficaces en sus cargos merecían seguir aunque hubieran pertenecido a unas siglas que bien pudieron causar daños irreparables en esta ciudad.

En rigor, lo más importante es poder celebrar ahora los nueve años de Juan Vivas como alcalde. Quien podría estar, si lo desea, otros nueve dirigiendo los destinos de Ceuta.

(Salvador Camacho Marín es un intelectual (!) merecedor del consiguiente reconocimiento de las instituciones)
 

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