El Carnaval sigue su marcha, sin
desviarse del guión establecido que tendrá su epilogo con el
entierro de la caballa y el llanto de todos los viudos y
viudas del mencionado pescado. Y así, con el entierro de la
caballa, le diremos adiós a nuestros carnavales-
En realidad no le diremos adiós porque eso es una despedida
casi definitiva le diremos, simple y llanamente, hasta el
año que viene, en que las comparsas, chirigotas y cuartetos
volverán a subirse al escenario del Siete Colina a desgranas
sus coplillas de carnaval.
Hemos presenciado, sentados en el sofá como es orden y
mandato, los carnavales de Cádiz y Ceuta. Y hemos comprobado
que la diferencia entre unos y otros siguen siendo
abismales, por la sencilla razón de que aunque algunos no
quieran entenderlo, Cádiz es Cádiz y Ceuta es Ceuta,
teniendo, cada uno de ellos, una personalidad totalmente
diferente, en cuanto a carnavales se refiere.
Cádiz le canta a su tierra, como nosotros le debemos cantar
a la nuestra, a pesar de que los carnavales de la Tacita de
Plata, se han internacionalizado tanto que, en algunas de
sus letras, no tiene más remedio que hacer mención especial
a algunas tierras diferentes a la suya, pero sólo una
pincelada.
Sin embargo los carnavales de Cádiz, desde hace algunos
años, han ido perdiendo esa “chispa” especial, en sus
criticas y en el juego de palabras con doble sentido,
criticando todo lo había que criticar sin guardarse nada en
el boldillo porque los carnavales son, precisamente eso,
criticas del pueblo llano hacia aquellas cosas que no se
están haciendo bien.
Por eso, aunque de Cádiz podamos traernos algo bueno, su
música por poner un ejemplo, no podemos traernos sus
letrillas carnavalescas porque, entonces, no estaríamos
cantando a nuestra tierra y habremos perdido nuestra propia
personalidad e identidad.
No quiere decir esto que, algunas comparsa o chirigotas de
las que han participado en nuestros carnavales, hayan
copiado o traído letrillas de lo carnavales de Cádiz, nada
más lejos de la realidad Sólo quiere decir que cada uno, de
esos carnavales, son totalmente diferentes y que nosotros
debemos mantener la identidad de nuestros carnavales por
encima de todas las cosas.
Por supuesto no voy a emitir opinión alguna sobre la
actuación del jurado de nuestros carnavales ya que, si ellos
han considerado que eso son los premios que se debían dar,
bien dados están.
Ser jurado, es algo tremendamente difícil en cualquier
elección o concurso, donde todas las familias consideran que
los suyos son siempre los mejores y, por tanto, los que
deberían llevarse los premios.
Esto de considerar a los suyos los mejores, entra dentro de
toda normalidad. ¿A ver qué madre no considera, en un
concurso de belleza, que su hija es la más guapa?. Pues
igual pasa, con cualquier concurso, los seguidores de los
que se presentan, siempre consideran que los suyos son los
mejores.
Y a ver quién, en ambos casos, es el guapo qué les demuestra
lo contrario. Así son las cosas,
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