Ayer trabajadores voluntarios de Cáritas Diocesana
repartieron, una vez más, bolsas con alimentos de primera
necesidad entre algunas de las familias más afectadas por la
crisis. Sin embargo, esta organización humanitaria también
se encarga de ayudar a los más necesitados con pagos de luz,
agua y gas, ropa, libros o material como gafas o prótesis.
Estos dos años de crisis han ido minando, a unas con más y a
otras con menos rapidez, a muchas familias que han terminado
encontrándose en la más absoluta de las ruinas.
La organización humanitaria Cáritas Diocesana, con décadas y
décadas de experiencia ayudando a los más necesitados, se ha
afirmado una vez más como uno de los grupos bandera en el
combate contra la desolación que la crisis está dejando.
Ayer, en el Santuario de Santa María de África, Cáritas tuvo
otra de sus habituales citas con las familias más
necesitadas de la ciudad, a las que entregaron, según la
situación de cada una, bolsas con alimentos de primera
necesidad.
“Estamos atendiendo a muchas personas que están en paro
desde hace dos años, los dos años que llevamos de crisis”,
señaló Aurora Sánchez, que lleva 15 años como colaboradora
de Cáritas.
“El año 2008 fue un año malo, pero 2009 ha sido mucho peor y
tenemos que estar preparados para este 2010”, afirmó por
otra parte Carlos Serrano, que colabora con el grupo desde
hace 16 años.
Las bolsas que Cáritas entrega a los que las solicitan, que
sólo han de aportar unos documentos básicos para recibirlas,
están compuestas de alimentos de primera necesidad: aceite,
arroz, azúcar, alubias, lentejas, leche, galletas o queso
forman el grueso de su contenido.
Cáritas, sin embargo, también cubre otro tipo de
necesidades: pagan luz, agua y gas, compran ropa y libros o
adquieren material como prótesis o gafas. Todo se financia
por medio de donativos.
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