Hemos pasado ya de festejar unas
fechas programadas por el “buen saber y entender” de la
Iglesia que era la única, al menos oficialmente, en nuestro
país, y de ahí, también, nos hemos saltado otras fiestas
programadas por el “régimen”, hace de esto más de 35 años,
para entrar, que es lo que tenemos ahora, en las fiestas
comerciales.
Es estar al día, es vivir el momento actual, en el que si el
comercio y los servicios faltan, muy poco tendremos que
hacer en lo demás, aunque sólo sea por aquello de que, desde
la propia Iglesia haya que recordar lo de “ mi reino no es
de este mundo”, o si volvemos la vista atrás, el “régimen”
ya fue superado.
El planteamiento, pues, habrá que hacerlo partiendo de la
principal cadena comercial, totalmente española, como es El
Corte Inglés, que ha sabido, más que nadie, imponer unas
siglas que, unidas a sus métodos y a su calidad, superan a
cualquier otro que se le ponga al lado.
A partir de aquí, calidad, seriedad y unas facilidades
especiales, con sus propias tarjetas y con las ajenas, han
hecho que incluso en épocas de crisis se compre más, y
además se compra más sin necesitarlo, en muchas ocasiones.
A rebujo de esas compras, que cada establecimiento va
adecuando a sus propias posibilidades, también y
especialmente para no verse en la necesidad de tener que
cerrar, los establecimientos de restauración se han puesto
las pilas, han abierto los ojos y ya no esperan a ver si
viene el cliente a consumir su menú. Eso ya pasó, ahora son
los propios “restauradores” los que buscan, llaman a sus
clientes en momentos puntuales, para que así ayuden a salvar
los meses malos, como es el caso de febrero.
El ejemplo más claro lo acabamos de tener en el fin de
semana con el “Día de los enamorados” y las cenas o comidas
extras, festejando no al pobre San Valentín, que no sé si
fue uno de los santos que se colocó ahí de rondón para
aumentar el santoral, sino para festejar la unión, el
cariño, las buenas relaciones de las parejas, aunque al día
siguiente, cada uno por su lado, estén yendo al juzgado para
terminar su relación. Esto es lo comercial.
Antes de eso, pues, han celebrado la fiesta, han pasado por
uno de los establecimientos de la ciudad, “han tirado de
cartera” y el establecimiento ha tenido un respiro, para el
fin de semana.
¿Estaban pensando quienes fueron a cenar al Hotel La
Muralla, al Ulises, al Restaurante Bahía del Parque, al
Hotel Tryp, al Cala Carlota o al Restaurante Rigoletto, por
ejemplo, en un santo?. Seguro que no, porque tampoco la
Iglesia hace demasiadas filigranas, con estos santos para
que sean más famosos.
Tampoco iban a estos restaurantes, en la noche del pasado
sábado, movidos o promocionados por el “régimen”, ni aunque
hubiera sido en vísperas de elecciones.
Todo esto va por otro camino, esto va por el movimiento
comercial que se ha dado cuenta de que, especialmente, en
época de recesión, o te “apañas” por tu cuenta o tienes que
coger la llave para cerrar por fuera y no abrir al día
siguiente.
En muchas ocasiones he alabado la fuerza comercial de El
Corte Inglés, y cada vez tengo que animar más al comercio, a
todo él, para que vuelva la espalda a quienes lo controlan,
pero no lo promocionan y que sean ellos, los propios
comerciantes, o restauradores, los que marquen su ruta a
seguir.
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