Lleva razón mi amigo Manolo de la Torre cuando me afirmaba
que para escribir en prensa hay que leer la misma prensa
cuanto menos en la que se escribe, así se evita unos los
posibles disgustos como el padecido por mi cuando un
allegado me afirmaba que al poner mi nombre en Googlee había
aparecido en dicho navegador comentarios que para nada me
favorecían en referencia a un artículo publicado por Don
Andrés Gómez Fernández en el diario El Pueblo de Ceuta, bajo
el titulo “el señorito de la camisa azul”. “Las realidades”
que me expuso, nacían de la impresión que el contexto
mediático le había creado y que la realidad mediática
creada, correspondía a unas descalificaciones que se me
daban en el navegador, en el que aparecía:
elpueblodeceuta.com
28 Jun 2009 ... Sobre el Manifiesto de los 700 por Ramón
Cutillas García. El señorito de la camisa azul…” por Andrés
Gómez Fernández ...”, dando con ello por hecho la existencia
de una vinculación entre ambos escritos y un menosprecio
hacia mí en el publicado por Don Andrés, cuando en realidad,
la única vinculación aparente entre ambos se limitaba en
principio a su publicación en el mismo día. Aunque una vez
leído, he de reconocer que la historia narrada por el Sr.
Gómez Fernández, sobre las vicisitudes padecidas por su
personaje Antonio y su sociedad contemporánea, quedaban no
tan sólo inmersas en el comentario que realicé en el mío,
sino que la propia existencia del personaje y de su sociedad
refrendaba la tesis que en mi comentario expuse sobre el
manifiesto de los 700, cuya sinopsis se encerraba en el
reproche que le hice a los 700 firmantes, que aseguraban:
“El trabajo, fundamento de un crecimiento económico
sostenible…”. Cuya síntesis según nos dice el diario El País
recoge: “…que las medidas que se adopten para revertir la
grave situación del empleo en la actualidad no arranquen por
el mundo del trabajo, “no ha sido la causa de la crisis”…”…
“NO A LA REFORMA LABORAL”
Lo expuesto por los 700, no a la reforma laboral, lo dije
entonces como anteriormente lo había dicho en diferentes
foros, y lo sigo manteniendo en la actualidad : “… conlleva
un criterio, que irremisiblemente nos conducirán a la
EXTINCIÓN DEL ESTADO DEL BIENESTAR…EN ESPAÑA”
En función a lo anterior tengo que reafirmarme en lo que
dije en aquel comentario sobre los “700”: “…que para generar
EMPLEO, es imprescindiblemente necesaria la modificación de
la Legislación Laboral y de las tasas fiscales que en la
misma se imponen…”. A la vez que aseveraba: “…también he de
afirmar por convicción, que los derechos adquiridos por los
laborales, son irrenunciables, hasta el extremo que para su
mantenimiento haya que realizarse cualquier aparente
arbitrariedad que evite su pérdida y en cuya protección
tendremos que estar todos, ya que todos somos laborales…”
El sentido común, me ha conducido al convencimiento de que
el bienestar de una sociedad se encuentra en las riquezas
que genera, y esta riqueza se encuentra en la generación de
empleo, bien por la manipulación de sus propias riquezas
naturales o sobre aquellas necesidades que se crean para
potenciar la generación de empleo, y naturalmente en las
habilidades y destrezas del empleado o laboral que lo
desarrolla. Ahora bien, si ha de establecerse un orden de
prelación, tengo que afirmar que en primer lugar se
encuentra el Empleo y después el laboral o empleado. Y es
este orden de prelación, nacido del sentido común, el que en
ese mismo día, me es corroborado por el Sr. Gómez Fernández,
a través del contenido de su historia y de su personaje.
Historia de hechos reales narrados en una colaboración u
opinión que se las recomiendo leer, porque recoge una
síntesis real de una España que no debiéramos revivir y que
sin embargo los acontecimientos nos están conduciendo
nuevamente a sus puertas.
La síntesis de la colaboración de Don Andrés Gómez, se ubica
en el suroeste peninsular, donde al germinar una vida a
finales del siglo XIX se desarrolla y crece en Grazalema-
Cádiz, al socaire de los avatares de esa época, que se
encuentran marcados por el anticlericalismo, los movimientos
obreros, el caciquismo, la guerra de África, la revolución
Rusa y el anarquismo como concepto de regulación social.
Marcados por estos esquemas, se mueve Antonio en Grazalema y
como nos dice el narrador:
“…Los recursos agrícolas y ganaderos no eran suficientes, …
se había producido una sequía desastrosa, … la industria
textil, años atrás muy desarrollada, había empezado su
ocaso. …teniendo los lugareños como única salida la
emigración,…” … “… tomó parte en el desastre de Annual, como
soldado en el Regimiento de Ceriñola….” Poniendo en boca de
su personaje:“… mi compañía sufrió numerosas bajas. De
doscientos hombres, solamente quedamos cincuenta”….
“…Contrajo las fiebres palúdicas, … cumpliendo el servicio
militar, ya de vuelta a su pueblo, se dedicó a las distintas
faenas del campo, en todo aquello que le salía. …”
Se producen las elecciones municipales de Abril de 1931, …
En los primeros años de la II República, el paro siguió un
aumento vertiginoso y el hambre aparece en el pueblo….
Antonio no pudo soportar esta situación y decidió marcharse
a Ceuta…” Insisto, lean la colaboración que reflejan una
vida, en una época que define a España y a los españoles
como una sola unidad de caracteres, pero diferenciándolos de
los que tienen ideales, moralidad y afinidad con el prójimo,
de aquellos otros que no la tienen, y que se dan en lo que
se dio en llamar las dos Españas, cuando en realidad somos
una tan sólo.
Para mí el mejor modelo que he podido hallar para
ejemplarizar la fuerza del trabajo me lo ha facilitado su
autor, el Sr. Gómez; Antonio tanto en su formación, como en
sus hechos es la de un espíritu forjado en un idealismo,
cuyo único precepto en relación con su entorno social se
fundamenta en no desear para el prójimo lo que él no desea
para sí. Es el espíritu y la moral del anarquista y no hay
mejor espejo para ejemplarizar la fuerza del trabajo que la
de Antonio, el compañero que desearía tener un laboral, como
el laboral que desearía tener un empresario. Puro espíritu
luchador, como lo demuestra la itinerancia de su vida y su
propia longevidad.
Para mi ANTONIO o DON ANTONIO, representa LA FUERZA DEL
TRABAJO, el afán por conseguirlo aunque tenga que
perseguirlo en otro continente. No necesita subsidiación, ni
ayuda, tan sólo quiere empleo para poder ejercer su fuerza
de trabajo, que es la que le vale para poder subsistir él y
los suyos aunque para ello tenga necesidad de abandonar sus
raíces y cruzar fronteras, desgraciadamente los españoles
hasta finales de 1968 estábamos acostumbrados a cruzar
nuestras fronteras en busca de Empleo donde aportar nuestra
fuerza del trabajo.
Por lo tanto tenemos que estimar en cualquier sociedad que
se precie, que lo fundamental es la creación de puestos de
trabajo y el mantenimiento de éstos por encima de las
consideraciones de las personas que los ocupan o que lo han
creado, llegando con ello al convencimiento de que cada
puesto de trabajo es un bien privativo del conjunto social y
por tanto necesario que ésta luche por mantenerlo.
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