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OPINIÓN - DOMINGO, 14 DE FEBRERO DE 2010

 
OPINIÓN / COLABORACION

El empleo y el señorito de la camisa azul

Por Ramón Cutillas García


Lleva razón mi amigo Manolo de la Torre cuando me afirmaba que para escribir en prensa hay que leer la misma prensa cuanto menos en la que se escribe, así se evita unos los posibles disgustos como el padecido por mi cuando un allegado me afirmaba que al poner mi nombre en Googlee había aparecido en dicho navegador comentarios que para nada me favorecían en referencia a un artículo publicado por Don Andrés Gómez Fernández en el diario El Pueblo de Ceuta, bajo el titulo “el señorito de la camisa azul”. “Las realidades” que me expuso, nacían de la impresión que el contexto mediático le había creado y que la realidad mediática creada, correspondía a unas descalificaciones que se me daban en el navegador, en el que aparecía:

elpueblodeceuta.com

28 Jun 2009 ... Sobre el Manifiesto de los 700 por Ramón Cutillas García. El señorito de la camisa azul…” por Andrés Gómez Fernández ...”, dando con ello por hecho la existencia de una vinculación entre ambos escritos y un menosprecio hacia mí en el publicado por Don Andrés, cuando en realidad, la única vinculación aparente entre ambos se limitaba en principio a su publicación en el mismo día. Aunque una vez leído, he de reconocer que la historia narrada por el Sr. Gómez Fernández, sobre las vicisitudes padecidas por su personaje Antonio y su sociedad contemporánea, quedaban no tan sólo inmersas en el comentario que realicé en el mío, sino que la propia existencia del personaje y de su sociedad refrendaba la tesis que en mi comentario expuse sobre el manifiesto de los 700, cuya sinopsis se encerraba en el reproche que le hice a los 700 firmantes, que aseguraban:

“El trabajo, fundamento de un crecimiento económico sostenible…”. Cuya síntesis según nos dice el diario El País recoge: “…que las medidas que se adopten para revertir la grave situación del empleo en la actualidad no arranquen por el mundo del trabajo, “no ha sido la causa de la crisis”…”… “NO A LA REFORMA LABORAL”

Lo expuesto por los 700, no a la reforma laboral, lo dije entonces como anteriormente lo había dicho en diferentes foros, y lo sigo manteniendo en la actualidad : “… conlleva un criterio, que irremisiblemente nos conducirán a la EXTINCIÓN DEL ESTADO DEL BIENESTAR…EN ESPAÑA”

En función a lo anterior tengo que reafirmarme en lo que dije en aquel comentario sobre los “700”: “…que para generar EMPLEO, es imprescindiblemente necesaria la modificación de la Legislación Laboral y de las tasas fiscales que en la misma se imponen…”. A la vez que aseveraba: “…también he de afirmar por convicción, que los derechos adquiridos por los laborales, son irrenunciables, hasta el extremo que para su mantenimiento haya que realizarse cualquier aparente arbitrariedad que evite su pérdida y en cuya protección tendremos que estar todos, ya que todos somos laborales…”

El sentido común, me ha conducido al convencimiento de que el bienestar de una sociedad se encuentra en las riquezas que genera, y esta riqueza se encuentra en la generación de empleo, bien por la manipulación de sus propias riquezas naturales o sobre aquellas necesidades que se crean para potenciar la generación de empleo, y naturalmente en las habilidades y destrezas del empleado o laboral que lo desarrolla. Ahora bien, si ha de establecerse un orden de prelación, tengo que afirmar que en primer lugar se encuentra el Empleo y después el laboral o empleado. Y es este orden de prelación, nacido del sentido común, el que en ese mismo día, me es corroborado por el Sr. Gómez Fernández, a través del contenido de su historia y de su personaje. Historia de hechos reales narrados en una colaboración u opinión que se las recomiendo leer, porque recoge una síntesis real de una España que no debiéramos revivir y que sin embargo los acontecimientos nos están conduciendo nuevamente a sus puertas.

La síntesis de la colaboración de Don Andrés Gómez, se ubica en el suroeste peninsular, donde al germinar una vida a finales del siglo XIX se desarrolla y crece en Grazalema- Cádiz, al socaire de los avatares de esa época, que se encuentran marcados por el anticlericalismo, los movimientos obreros, el caciquismo, la guerra de África, la revolución Rusa y el anarquismo como concepto de regulación social. Marcados por estos esquemas, se mueve Antonio en Grazalema y como nos dice el narrador:

“…Los recursos agrícolas y ganaderos no eran suficientes, … se había producido una sequía desastrosa, … la industria textil, años atrás muy desarrollada, había empezado su ocaso. …teniendo los lugareños como única salida la emigración,…” … “… tomó parte en el desastre de Annual, como soldado en el Regimiento de Ceriñola….” Poniendo en boca de su personaje:“… mi compañía sufrió numerosas bajas. De doscientos hombres, solamente quedamos cincuenta”…. “…Contrajo las fiebres palúdicas, … cumpliendo el servicio militar, ya de vuelta a su pueblo, se dedicó a las distintas faenas del campo, en todo aquello que le salía. …”

Se producen las elecciones municipales de Abril de 1931, … En los primeros años de la II República, el paro siguió un aumento vertiginoso y el hambre aparece en el pueblo…. Antonio no pudo soportar esta situación y decidió marcharse a Ceuta…” Insisto, lean la colaboración que reflejan una vida, en una época que define a España y a los españoles como una sola unidad de caracteres, pero diferenciándolos de los que tienen ideales, moralidad y afinidad con el prójimo, de aquellos otros que no la tienen, y que se dan en lo que se dio en llamar las dos Españas, cuando en realidad somos una tan sólo.

Para mí el mejor modelo que he podido hallar para ejemplarizar la fuerza del trabajo me lo ha facilitado su autor, el Sr. Gómez; Antonio tanto en su formación, como en sus hechos es la de un espíritu forjado en un idealismo, cuyo único precepto en relación con su entorno social se fundamenta en no desear para el prójimo lo que él no desea para sí. Es el espíritu y la moral del anarquista y no hay mejor espejo para ejemplarizar la fuerza del trabajo que la de Antonio, el compañero que desearía tener un laboral, como el laboral que desearía tener un empresario. Puro espíritu luchador, como lo demuestra la itinerancia de su vida y su propia longevidad.

Para mi ANTONIO o DON ANTONIO, representa LA FUERZA DEL TRABAJO, el afán por conseguirlo aunque tenga que perseguirlo en otro continente. No necesita subsidiación, ni ayuda, tan sólo quiere empleo para poder ejercer su fuerza de trabajo, que es la que le vale para poder subsistir él y los suyos aunque para ello tenga necesidad de abandonar sus raíces y cruzar fronteras, desgraciadamente los españoles hasta finales de 1968 estábamos acostumbrados a cruzar nuestras fronteras en busca de Empleo donde aportar nuestra fuerza del trabajo.

Por lo tanto tenemos que estimar en cualquier sociedad que se precie, que lo fundamental es la creación de puestos de trabajo y el mantenimiento de éstos por encima de las consideraciones de las personas que los ocupan o que lo han creado, llegando con ello al convencimiento de que cada puesto de trabajo es un bien privativo del conjunto social y por tanto necesario que ésta luche por mantenerlo.
 

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