Muchos políticos tienen ganada
fama de hacer uso y abuso del oportunismo. Que es, según
reza en el diccionario, “Actitud de acomodación a las
circunstancias para obtener provecho de ellas, sacrificando
más o menos los propios principios”. Los oportunistas han de
tener además muy poca memoria o padecer de amnesia. Para no
sentir ningún tipo de vergüenza cuando deciden actuar.
Pero para ser oportunista es necesario también saber más que
los ratones colorados o tener buen bajío. Y, desde luego, el
oportunismo político ha de ser asimismo una dote del
carácter de quien está dispuesto a practicarlo en cuanto ve
una posibilidad de sacarle rédito a cualquier asunto.
Es verdad que tampoco es fácil presentarse en los sitios en
el momento justo o actuar de manera conveniente. Tener el
don de la oportunidad es una cualidad fundamental en la
vida. Lo contrario, en cambio, no deja de ser un lastre que
se termina pagando con meteduras de pata que pueden arruinar
un negocio, una carrera, una honra, o tirando por tierra la
labor magnífica desarrollada durante muchos años.
Las personas que son inoportunas se quedan, normalmente, a
mitad de camino. Casi todas las actuaciones de Juan Luis
Aróstegui en la vida pública, por ejemplo, son
inoportunas. Y, aunque parezca una contradicción, son así
porque su tan cacareado oportunismo profesional no consigue
que nadie se deje engañar por la demagogia de sus promesas
electorales ni, mucho menos, por sus discursos tan
farragosos como preñados de una cursilería que en Cádiz
sería motivo de cachondeo carnavalesco.
La última metedura de pata del secretario general de CCOO
está siendo la de alentar a unas criaturas necesitadas de
trabajo para que se manifiesten, todos los días, en la plaza
de los Reyes o en la de África. Cortando la circulación y
procurando que los sonidos de la algarada lleguen hasta
Gibraltar.
Un error con fines políticos que terminará redundando no
sólo en su contra, la de Aróstegui, sino que acabará
salpicando, en mayor o menor medida, a Mohamed Alí.
(¡Vaya momento que ha tenido el líder de la UDCE para volver
a anunciar una posible coalición con el PSPC!; esta
decisión, sin duda, entra dentro de las consideradas como
inoportunas.)
Quizá por ello, no hay una sin dos ni dos sin tres, por ser
generoso con MA, éste haya medido mal los tiempos, días
atrás, al salir a la palestra anunciando a bombo y platillo
que su partido pediría la Medalla de Oro de la Ciudad para
Mustafa Mizzian. Cuando éste estaba aún como
estaba...
Y no sólo le han dicho que no los más cercanos a quien fuera
líder generoso del PDSC, sino que ha conseguido con su
propuesta inoportuna estimular a los componentes de la
ejecutiva de este partido para que empiecen a funcionar a
toda pastilla. Y ojalá que amén de conseguir que el complejo
polifuncional de ‘El Príncipe Alfonso’ se rotule con el
nombre de Mustafa Mizzian, sean capaces además de reverdecer
laureles en política. Que es a lo que aspiraba a cada paso
el hombre que fundó el partido. Quien, cuando el GIL, dio
muestras palpables de que el oportunismo no formaba parte de
su carácter. Toda una lección. (Vicente Álvarez Navarro
y Asencio Fernández Román son aspirantes
indiscutibles al Premio Nobel de la Paz (!). Enhorabuena a
los dos.)
|