Le saludé en seguida que llegó. Y
como presumo de conocerle lo suficiente, pronto me di cuenta
de que estaba deseando hablar y explayarse. Y acerté. Ni
siquiera me hizo falta tirarle de la lengua para que se
pusiera a largar.
Lo primero que hizo fue hacerlo sobre un ex cargo de esta
tierra. Y debo confesar que no tuvo el menor inconveniente
en ponerle como chupa de dómine. Le fue sacando las tiras de
pellejo sin cortarse un pelo. Mientras yo trataba de hacerme
el lipendi.
De pronto, cambió de ritmo, para peor, y me echó en cara el
que yo no dijera ni pío de las acusaciones que estaba
oyendo.
-Muy farruco vienes tú hoy, le respondí.
Y siguió con su actitud altanera y desafiante. “Vengo como
me da la gana... Pues no concibo que con lo que te estoy
contando seas capaz de permanecer impávido. Más bien como si
me estuvieras dando la razón que se le suele dar a los
locos”.
Y ya no tuve más remedio que ponerme en mi sitio. “Mira,
amigo, a mí hace ya mucho tiempo que me dejó de interesar
cualquier comentario que se haga de ese ex cargo a quien tú
estás poniendo verde. Es un tipo que para mí vale lo que
vale. Y sanseacabó. Así que podrías estar todo el día
dándole a la mui contra él y te puedo asegurar que yo
seguiría oyéndote como quien oye llover”.
-Tengo la impresión, Manolo, de que pierdes
facultades sin solución de continuidad. Porque de saber lo
que se está cociendo en el seno del PP, y lo que de ti anda
diciendo esa persona, seguro que no sólo me prestarías más
atención sino que me rogarías encarecidamente que te pusiera
al tanto de las marrullerías que está usando con ánimo de
desacreditarte. Y, sobre todo, a ver si te enteras de una
vez, para distraerte...
-¿De qué tiene que distraerme a mí semejante tartufo? Que no
es más cateto porque no puede serlo.
-Lo ves, Manolo, ya he conseguido interesarte en el asunto
del cual te he estado hablando durante muchos minutos ante
tu indiferencia. Y es que uno también tiene su orgullo.
-Desembucha, pues...
-Verás, en el PP hay varios militantes, de primera fila,
convertidos en caudillos dispuestos a tramar maldades contra
Juan Vivas. Una trama urdida por ese ex cargo que se levanta
cada mañana deseando que al presidente de la Ciudad le
suceda de todo menos cosas agradables.
-Bien. Pero ¿qué tiene que ver conmigo el que ese tío tenga
entre ceja y ceja el maligno deseo de que a Juan Vivas las
desgracias se le vayan acumulando en forma de plagas
bíblicas?
-¿Eres tonto, o te lo estás haciendo...?
-Te estoy preguntando, créeme, porque no tengo la menor idea
de lo que me estás contando.
-Lo que te estoy contando es que el ex cargo del cual he
estado diciendo impropios, por conocerle bien, sabe
perfectamente que en ‘El Pueblo de Ceuta’ no le darán bola
ni a él ni a sus compinches. Y menos tú. Y ha dado en la
manía de creer que logrará dispersar tu atención, siempre y
cuando los intelectuales (!) de la cosa no dejen de
arremeter contra ti.
-Lo cual me hace pensar que los intrigantes populares son
unos capullos. (Toca destacar al intelectual (!) José
Ferrer Palacios.)
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