No se si ustedes recordarán que en
la ciudad de Bélmez, en una de sus casas, aparecieron en sus
paredes unas caras, a las que muchos curiosos, venidos desde
distintos puntos de España visitaron atraídos por esas
apariciones lo que, sin lugar a dudas, fue aprovechado por
la dueña de la casa para recaudar un buen dinero, ya que
cobraba por las visitas a ver esas caras. El negocio,
montado para ver esas caras impresas en las paredes de la
vivienda, no era malo si no todo lo contrario.
Allí donde acudieron no sólo de distintos pueblos de España
sino que incluso llegaron expertos de varios países para
estudiar aquello que parecía, para algunos visitantes unos
extraños fenómenos y para otros un verdadero milagro, hizo
correr ríos de tinta y un gran interés de todos los medios
de comunicación.
El tiempo fue pasando y el interés que había despertado las
“Caras de Bélmez” fue decayendo hasta terminar en casi el
total olvido, máxime cuando alguien descubrió, a la muerte
de la dueña de la casa que su hijo había hecho aparecer otra
cara más y que resultó una tomadura de pelo. El negocio, que
hasta entonces había dado buenos dividendos, se vino abajo.
Hoy día, con el paso de los años, cuando apenas nadie se
acuerda de las “Caras de Bélmez”, podemos decirle a ustedes
que esas míticas “Caras” están en la ruina por que la casa,
donde aparecieron se está viniendo abajo sin remisión. Y
como dicen mis amigos los arquitectos y aparejadores:” ruina
inminente, desalojo inmediato”
Total que, en nada de tiempo, por mucho que el hijo quiera
luchar por mantener la cas en pie y que sigan acudiendo a
ver las “Caras” algunos tontos a las tres, esta va a ser un
montón de escombros en menos que canta un gallo. Y las caras
que aparecieron en la “Casa de Bélmez” sólo quedarán como
una anécdota o un recuerdo de todos los que conocimos la
noticia de esas apariciones. Sin hacer muchas cuentas de
edades, porque yo era un niño, cuando se conoció la noticia
de esas pariciones. ¿Vale, colega?.
En Ceuta, esta tierra nuestra a la que tanto queremos los
que la queremos y no nos pasamos todo el día diciendo, el
enorme cariño que le tenemos, mientras nos llevamos el
dinero ganado en ella a otros lugares de nuestro país o
otros países extranjeros, nunca han aparecido algo así, como
“Las Caras de Bélmez” por la sencilla razón de que aquí, no
aparecen en las paredes de ninguna casa. Nuestras
particulares “caras”, que tenemos para dar y repartir, son
de carne y hueso, no están en la ruina, si no que gozan de
una salud de hierro y siguen ganando pasta gansa, sin
necedad de darse a conocer por la prensa, para que vengan
desde varios puntos de España e incluso del extranjero, a
ver ese extraño fenómeno, haciendo unos estudios sobre las
mismas.
Nuestras particulares “caras” están forradas y huyen de la
propaganda por el enorme perjuicio que está les puede
reportar. Si alguien, un siglo de estos, le da por realizar
un estudio a fondo de estas “caras”, se va a liar una que no
va a haber forma de desliarla, aunque para ello contemos con
unos expertos en deshacer nudos. ¡Marchando una de “caras”!.
¡Será por “caras”!.
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