Pueden existir pueblos que no
tengan territorio, que no tengan ni siquiera la pretensión
de tenerlo, pero sí mantienen su cultura, su “sentirse
pueblo”, pueden existir durante siglos. El mundo está lleno
de ejemplos que nos demuestran hasta qué punto eso es así;
los gitanos son uno de esos pueblos; no son más que nadie y
no quieren serlo, pero tampoco menos. Son gentes de
principios, leales con los suyos, respetuosos con los
diferentes. Son integradores y han hecho de España una cuna
de buenos gitanos, en un país que ha sabido saborear la
esencia de una cultura que forma parte intrínseca del sentir
español. ¿Quién no se ha arrancado alguna vez por bulerías,
o lo ha intentado, o se ha emocionado con una soleá?... Y
Ceuta es cristiana, y musulmana, y hebrea, también hindú,
pero entre los cristianos emergen los más de 700 gitanos
‘pata negra’ o ‘entreveraos’, ceutíes y españoles de pura
cepa.
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