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OPINIÓN - JUEVES, 11 DE FEBRERO DE 2010

 

OPINIÓN / EL OASIS

Caterva de tartufos
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

La mejor definición de lealtad es decir siempre lo que uno siente y estar dispuesto a dejar el puesto de trabajo si lo que uno dice no gusta. Me da la impresión de estar parafraseando a alguien que tuvo en España una labor destacada.

Decía Camilo José Cela que pensar en viejo no le abrumaba y, sin embargo, pensar en joven, en sano y arrogante joven, le parecía tan insípido... Hace meses un político cayó en desgracia y los más jóvenes –con opinión- de esta hermosa ciudad salieron en tromba para hacer leña del árbol caído.

Los más jóvenes –con opinión- de esta hermosa ciudad, tanto nacidos en ella como foráneos, no tuvieron la menor piedad ante un hombre que había sido presa de sus debilidades de humano. Las que todos tenemos en mayor o menor medida. Máxime cuando se tratan de relaciones sexuales.

Los más jóvenes –con opinión- de esta hermosa ciudad decidieron que había llegado el momento de sambenitar en plaza pública a una persona a la que buscaban continuamente con el único fin de obtener de ella cualquier prebenda.

Uno, que ya es mayor, por edad, creyó que los más jóvenes de esta hermosa ciudad –con opinión- no formaban parte de esa legión de sepulcros blanqueados que tanto se da entre la edad provecta. Por muchas y variadas razones que ahora no convienen reseñar. Pero está visto que uno se sigue equivocando en este aspecto más que en lo futbolístico se equivocan los directivos de la Asociación Deportiva Ceuta y Carlos Orúe.

Pensaba yo que el momento culminante como tartufo, farsante e hipócrita se alcanzaba aproximadamente a partir de los cincuenta años. Pero mira por dónde, qué casualidad, en esta hermosa ciudad la hipocresía ha comenzado a dar la talla a edad temprana.

Quizá sea debido, por qué no, a que tanta intelectualidad (!) reunida en tan pocos quilómetros cuadrados ha propiciado que se dé este fenómeno. No olvidemos que los intelectuales, salvo raras excepciones, nunca fueron trigo limpio (recomiendo la lectura de ‘Intelectuales’ por Paul Johnson).

Sea como fuere, no dejo de reconocer, como ya escribí fechas atrás, que es una bendición de Dios que Ceuta pueda contar con casi setenta criaturas con la edad en la boca –con opinión- y poseedoras de cabezas privilegiadas (!).

Por lo cual no tuve el menor inconveniente en decirle al consejero de Economía, Turismo y Empleo, Guillermo Martínez, la semana pasada, que bien podría ya ponerse a intercambiar pensamientos sublimes por turistas. Y así resolvería el problema del paro que tanto acucia a Juan Luis Aróstegui. Pues me parece que es todo un lujo, que no podemos permitirnos, desperdiciar tanta cordura e inteligencia sobrantes.

En fin, que a partir de ahora tendrán que tener ustedes mucho cuidado con esta “caterva de intelectuales (!) jóvenes –con opinión-, tartufos y embusteros, que consideran que las verdades incómodas son delito de lesa conveniencia”. Verán ustedes que les aconsejo cuidado. Porque en mi caso, créanme, cuanto más se preocupen por mí, más me creceré. Y, además, cuando hablan de uno tanto sucede lo mejor: que termina uno despertando más interés. ¡Ojú qué gustazo...!
 

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