Planteo una cuestión: ¿Podemos
comenzar a reclamar, con los instintos de los gatos
rabiando, elecciones generales, de una puta vez? Porque el
runruneo se está convirtiendo en clamor, las encuestas nos
avalan y no son de recibo en este momento de catástrofe
económica y drama humano, el adoptar posturas medrosillas,
ni acojonadillas, ni melindrosillas. Rajoy y su gente no
puede permitirse el dudoso lujo de “vacilar” sino que, por
responsabilidad ética y moral, han de reciclarse en
auténticos “vacilones”, echar las patas por alto, revolver
al gentío exigiendo unas elecciones generales tras la lógica
moción de censura y ofrecer al pueblo unos buenas paletadas
de esperanza, ánimo e ilusión para que, los españoles,
sientan contento.
¿Han leído lo que escribo? Ya no hablo del derecho
constitucional de los ciudadanos a ser felices, la felicidad
precisa una conjunción de factores demasiado compleja. Yo
hablo de “contento” que es un sentimiento más rápido, un
concepto que tiene la cualidad de relampaguear, un estado
del espíritu que nos hace sentir gozosos, aunque sea por un
lapsus de tiempo reducido. Piénsenlo ¿A que a ustedes muchos
instantes de “contento” les hacen muy felices? A mí también.
Porque esta escribidora, como ustedes mismos, no tiene
espíritu masoquista y no le apetece sufrir, aunque digan que
se trata de gestionar el sufrimiento y encararlo como
oportunidad de crecimiento porque, vale que es duro y jodido
crecer pero resulta más sano mentalmente el adoptar la
política de escaquearse lo máximo de los malos ratos, de los
sinsabores y de las penalidades. Conceptos que, en esta
época macabra, cuando somos el país con más parado de la UE
y los analistas económicos occidentales empiezan a pensar en
España como en un lastre para Europa, conceptos que,
desgraciadamente, nos resultan muy cercanos. Y que nos
humillan como nación. Eso sí, los grandes banqueros no se
han enterado de las dificultades de los paganinis, ellos han
hecho su carroñero agosto con las desgracias de las
esquilmadas familias. Hasta el punto de que, el Banco de
Santander ha tenido ganancias multimillonarias ante la
satisfacción de su dueño, el señor Botín, que no duda en
alabar la política económica de este Gobierno que ha sido
Eldorado de los grandes banqueros a cambio de lanzar
directamente al pueblo español a los infiernos. ¡Tendrán
poca vergüenza!. Y los ciudadanos de la hipoteca impagada,
los que pierden viviendas y negocios, los de las Pymes que
se van al garete y dejan a las familias en las colas del
INEM, los comerciantes que se arruinan porque no hay quien
pueda con las tiendas de los chinos y el descontrol es
absoluto, todos nosotros, quienes somos pueblo del pueblo y
troje de la mies de la España que madruga para irse al tajo,
Nosotros nos comemos las tripas y echamos las túrdigas ante
el mamoneo y la insultante provocación de los Poderosos.
Hay que cortar con esta situación porque nos insultan, nos
humillan nos espían con el SITEL, siguen paseando a alcaldes
y políticos, a empresarios y cargos públicos, esposados ante
las cámaras, condenados de antemano a la muerte civil,
despilfarran el dinero a manos llenas en los INEM de los
partidos políticos, todas las semanas desarticulan a un par
de bandas de criminales extranjeros llegados para
aterrorizarnos y asesinarnos y nos han condenado a estar en
la más pura abyección espiritual, que es la abyección de
sentir miedo ante los hechos, pero sentir aún mayor temor
ante las intuidas represalias contra cualquier elemento
molesto.
Y así, sencillamente no se puede vivir. De ahí que dirijamos
nuestras miradas al PP. El apoyo popular está. Ellos nos
recompensan haciéndonos sentir un poco resarcidos con las
declaraciones de Mariloli de Cospedal “Vamos a reducir un
25% los cargos públicos y de confianza”. Contento
generalizado y una pregunta ¿Comenzará reduciendo ese 25% de
enchufados el Gallardón? ¿Saben ustedes cuanto personal
dedócrata utiliza el alcalde de Madrid? Le preguntan a
Federico Jiménez Losantos y luego hacen unas respiraciones
para calmarse, de ahí al ordenador a bombardear los emailes
populares con un ¡Elecciones generales YA! Y a ver si es
cierto que, cuando el pueblo habla, los de arriba nos
escuchan. Porque de su respuesta depende nuestro sufragio en
las urnas y sería triste que, el voto del castigo y el del
desánimo se reflejara dando gasolinilla a insulsos proyectos
personalistas como el de Rosa Díaz, porque los nuestros no
han sabido o no han querido responder.
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