El trabajo que desde el verano pasado vienen realizando,
bajo la coordinación del profesor Julio García Ruda, ocho
jóvenes ceutíes musulmanes cuya música es su vida o al menos
una parte muy importante de ella y otros tantos
investigadores para “conservar, documentar y estudiar” la
música tradicional de la comunidad islámica local
cristalizará esta primavera, si no hay contratiempos, en un
disco que el año que viene se utilizará en colegios e
institutos como material didáctico con el objetivo último de
poner en valor la cultura musical experiencial de una parte
de los ceutíes, patrimonio cultural de toda la ciudad.
A sus doce, trece o catorce años ya son uno más en la
Facultad de Educación y Humanidades de la Universidad de
Granada en Ceuta. Se llaman Mohamed, Abdelila, Imen... y
asisten desde hace meses al menos una vez por semana a su
Salón de actos para hacer lo que más les gusta: cantar y
tocar los instrumentos con los que la comunidad musulmana
ceutí ha construido su ‘corpus’ musical tradicional.
Ellos, que empezaron siendo siete y han acabado formando un
grupo de ocho, son el corazón de un ambicioso proyecto de
investigación dedicado al ‘Estudio de la cultura musical
experiencial de los niños musulmanes de Ceuta y su
introducción en el contexto escolar’ que coordina Julio
García Ruda, profesor del departamento de Didáctica de la
Expresión Musical, Plástica y Corporal de la Facultad.
A su alrededor vienen trabajando en este proyecto desde el
año pasado un grupo de investigadores de diversos centros de
Primaria (Ramón Tarrío, Daniel Cortés y Manuel Pérez), del
CPR (Verónica Rivera), de la Universidad Complutense
(Victoria Eli) y de la propia UGR (la profesora María
Bermúdez y la alumna Nabila Mohamed).
El grupo se puso en 2009 manos a la obra para “describir y
reconstruir dentro de la cultura y experiencia de la
comunidad musulmana ceutí, los rituales en donde la música
adquiera una importancia significativa, prestando especial
atención a la boda tradicional por constituir una expresión
relevante dentro de la comunidad en la que participan los
niños y las niñas”.
“Los chicos”, explica García Ruda sobre el grupo de jóvenes
sobre cuya experiencia y conocimientos cabalga el proyecto,
“tocaban desde niños durante los veranos en las bodas y son
autodidactas, perfectos para nuestro análisis experiencial”.
Todo o casi todo lo que saben de música lo han aprendido de
su entorno familiar más próximo, de sus madres, de sus
padres, de sus abuelos y de sus infinitos primos, tíos y
sobrinos. Y se lo toman muy en serio. “Para ellos es muy
importante lo que hacemos y lo que analizamos porque la
música no es una anécdota, es un elemento vital muy
importante que les emociona y que viven de una manera
trascendental”, explica el coordinador del proyecto, que
aspira a “valorar el estado de la tradición musical en el
espacio urbano y su incidencia en la cultura experiencial de
los niños” con el propósito último de “realizar propuestas
didácticas para la Educación Infantil y Primaria donde
aparezca la música utilizada por la población musulmana en
su vida cotidiana y celebraciones festivas dentro de su
ciclo de vida”.
“Cada una de las comunidades culturales y religiosas de
Ceuta tiene una cultura musical muy importante”, abunda
García Ruda, especialmente satisfecho con los resultados que
en forma de aumento de la autoestima ha tenido hasta ahora
el desarrollo del grupo de investigación sobre los artistas.
“No se puede decir que la tradición musical o su forma de
vivirla sea mayor o mejor en una comunidad que en otra,
porque la cristiano-occidental también la suya, la de Semana
Santa, la de la Feria; y la sefardí otro tanto de lo mismo;
y la hindú, pero en este caso nos encontramos con un
patrimonio casi virgen, inexplorado”, amplía el coordinador.
Y es que también así se lucha contra el fracaso escolar.
El arduo trabajo de análisis morfológico (estructura
melódica, ritmo, sistema de escalas, forma, organología...),
transcripción, análisis de la función que tiene el canto o
la interpretación instrumental dentro de la cotidianidad de
la población en estudio... florecerá esta primavera, si no
hay contratiempos, en un disco con eminente “fin didáctico”.
“Nuestro propósito es poner en valor este patrimonio
cultural ceutí para que se pueda conservar, documentar y
estudiar, no sólo en la ciudad, sino también en el resto de
España y del mundo”, termina García Ruda, quien resalta lo
“absolutamente distintas” que son las características de esa
tradición musical musulmana ceutí si se comparan, por
ejemplo, con las del cercano Rif.
Ese CD recopilará cantos de boda, peticiones de lluvia... y
se podrá editar gracias al “apoyo incondicional” que,
subraya el equipo, siempre ha tenido el proyecto desde la
UGR. “No estaría mal que otras instituciones se
comprometiesen para respaldar este y otros proyectos
similares en beneficio de la imagen de la ciudad y de su
rico patrimonio cultural”, opina.
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