No es porque yo me dedique y me
haya dedicado, desde hace más de cuarenta años a la
enseñanza, es porque creo que una sociedad sin formación es
una presa fácil para ser manejada y llevada hacia donde
cuatro listos ponen la vista, a cada instante.
Por esto me parece una buena idea, mejor dicho excelente
idea, que el Estado vaya a aportar casi 800.000€ para crear
214 plazas de Educación Infantil.
Por aquí se comienza, pero ese comienzo que sea sólido, no
basado en cuatro “propagandas” buscadoras de votos y que
luego esa Educación, sea otra vez un timo.
Y hay más, como parece que la Ciudad también va a destinar
algo más de medio millón al convenio que mantiene con el
Ministerio, estará, en gran parte, garantizada, para más de
doscientos chavales, la escolarización temprana y se habrá
podido subir un escalón, si así se han transformado ciertas
guarderías en escuelas infantiles.
De una tacada, y aunque siempre harán falta más, se habrán
habilitado 214 nuevos puestos escolares.
Desde mi punto de vista y conociendo lo que conozco, si en
otros aspectos tenemos déficit en muchas otras cosas, en el
de la enseñanza, cada día más, se van cubriendo, no sólo las
necesidades mínimas y más perentorias, sino también otras
expectativas que parecía imposible cubrirlas hace dos
décadas. No se me oculta que siempre necesitaremos más, pero
hoy no estamos en precario, digan lo que digan aquellos que
se dedican a la protesta por la protesta.
Debo repetir que el problema de la enseñanza no está hoy, ni
en la falta de medios, ni en la falta de centros, aquí en
Ceuta, o en mi pueblo.
Hoy, y es lo que veo, la tara principal que ha “atrapado” a
la enseñanza está en los continuos bandazos que va dando
nuestra sociedad y, además, en intentar anteponer a la
propia enseñanza y a su estructura, unos modelos que ni son
infalibles, ni han dado resultados convincentes donde antes
se implantaron.
La generación que ahora mismo está en las aulas, es el fruto
que ha dado el “vale todo” y el compadreo, reemplazando esto
a la seriedad y a la rigurosidad, primero en casa y luego en
el aula.
Cuando el chaval que ahora tiene 15 – 16 –18 años ha crecido
en el ambiente de la televisión a discreción, las maquinitas
para entretener y el juego, además de haber apartado de su
camino la dificultad que entraña tener que hacer unos
deberes, al llegar a esta edad no le va a hacer “trabajar”
ni el mismísimo Dios.
En los últimos 40 años he conocido tantos cambios de planes
como de ministros del ramo y sólo en una cosa se ha
progresado, en tener hoy más medios a disposición de los
chavales, lo que no quiere decir que esos medios se empleen
mejor, ni que se les esté sacando todo el rendimiento que
sería necesario y se desearía.
Se ha perdido, por lo menos, una generación, que ya es muy
difícil recuperar, pero nos queda, a partir de ahora,
orientar el camino hacia la seriedad, con esos niños que
ahora van a comenzar y a los que habrá que orientar para que
sepan aprovechar lo que se pone en sus manos.
Llegados a este punto ya estoy oyendo poner el grito en el
cielo a quienes pretenden otras orientaciones, pero si desde
estos primeros años escolares se trabaja la base, y se
trabaja bien, el giro puede ser beneficioso. Lo tiene que
ser.
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