Ha sido un enorme golpe bajo. Me
ha dejado tan descolocado, que veré cuánto tiempo puedo
soportar semejante angustia sin tener que acudir a un
sicólogo, a sabiendas que mis males no tienen cura. Ha sido
una herida demasiado profunda sobre mi cuerpo, de la que
será muy difícil reponerme. El cierre del restaurante
catalán El Bulli.
¿Qué ustedes, queridos currantes, no saben qué es el
restaurante catalán EL Bulli?. Se lo explico en pocas
palabras, aunque no se bien por qué razón tengo que
explicarle a los trabajadores de este país qué es EL Bulli,
con la cantidad de veces que habrán acudido a él para
celebrar alguna fiesta con su familia.
Bueno para los que no hayan ido, de forma habitual al mismo
durante los meses que permanece abierto y que si usted
quiere ir tiene que pedir mesa con años de antelación, El
Bulli es un restaurante donde esta la flor y nata de los
chefs.
Allí, en ese restaurante catalán, es donde hacen esas
comidas que usted, de vez en cuando, ve en alguna de las
cadenas televisivas, en esos platos de forma rectangular y
muchas menudencias con adornos por todas partes habiendo
empleado en la elaboración de los mismos, métodos modernos,
que le hacen a usted chuparse los dedos, de la misma forma
que se los chupas cuando está comiendo sardinas al “espeto”
Eso de chuparse los dedos, como si se estuviese comiendo las
sardinas, no se puede hacer en El Bulli, porque es una
auténtica guarrada. Eso lo puede usted hacer en la playa en
verano, con las sardinas, mientras le cae la grasa sobre el
pecho. Oiga, no es por nada, que guarrada más buena.
Que conste, en acta, que no es que me tome a broma la
Ciencia que tienen esos magníficos chefs y que ha llevado al
Gobierno a darle una subvención de siete millones de euros,
para que sigan sus estudios en gastronomía.
Así que como, según dicen, va a estar par de años cerrados,
aunque me destroce el corazón por no poder acudir a
disfrutar, cada año, sus excelencias voy a seguir comiendo
los garbanzos con arroz, también llamado “empedrados”,
habichuelas con su morcilla y su buen trozo de chorizo,
pescado frito, paella de arroz con costilla de cerdo que son
más baratas que las gambas, puchero con sus tocino,
morcilla, tacos de patatas y algún que otro trozo de pollo.
Sí, no me olvido, de lo buena que está la “pringa” . ¡Eso es
comer!.
Estas comidas, con toda seguridad, no se servirán en platos
cuadrados con dibujitos, ni hidrogeno correspondiente y
todas esas cosas que ahora hacen los genios de la cocina
pero, sin discusión alguna, cuando usted se mete, entre
pecho y espalda, un buen plato de cualquiera de las comidas
reseñadas, se queda usted una jartá de satisfecho e incluso
algunos, las cosas como son, terminan de comer y se pegan un
”rebuzno” de categoría, lo que viene a demostrar lo bien que
le ha sentado la comida.
Y es que, por mucho que me vengan con inventos modernos,
donde se ponen toas esas comida reseñadas o una buena
tortilla de patatas con su cebolla o cebolleta incluida, que
se quite el hidrogeno. ¿O no?
|