Bien preparada por aquellos a quienes se les encomendó la
tarea, la V Asamblea General Ordinaria de UDCE, la “fiesta”
que cada dos años organiza el partido que lidera Mohamed Ali
con toda su militancia para hacer balance y mirar al
horizonte a dos años vista reunió ayer a más de medio millar
de personas en la pista polideportiva del colegio Federico
García Lorca.
Fue una cita para “amigos, militantes y simpatizantes” a los
que todos los pasaron por el atril trataron como a familia.
Y con los tuyos, claro, las formas son menos y el acto, cuyo
inicio estaba programado para las 20.30 horas, arrancó casi
sesenta minutos más tarde.
“Joven” y “pequeño” el partido localista sigue organizando
al auditorio de forma que la distribución de los asistentes
se parece más a la de un montón de grupos de amigos que a la
de un Salón de actos, pero se va asimilando los conceptos de
la mercadotecnia política de los ‘grandes’. Se vio en el
montón de jóvenes que, bandera con su emblema en mano, se
colocó justo detrás de quienes hicieron uso de la palabra.
El primero fue el presidente de la Mesa de la Asamblea,
Maanam, que llamó a los presentes a seguir haciendo de la
UDCE un partido “integrador y no excluyente”, “diverso y no
uniforme”, “aconfesional pero con profundos valores éticos”.
“Somos jóvenes y el tiempo quizá nos haga más astutos y
menos desprevenidos”, dijo antes de abogar por tender
puentes de “diálogo” con “todos”, no sólo con el resto de
partidos políticos, sino también con “los sindicatos, las
asociaciones deportivas, las entidades sociales...”.
“Tenemos un reto”, advirtió en la frase que condensó el
espíritu de la noche, “que es ser el partido de la unión de
los ceutíes fomentando lo que nos acerca y no destacando lo
que nos divide”.
Ante él, cientos de personas llegadas sobre todo de los
barrios del extrarradio pero también algún militante y ex
afiliado del PSOE y la plana mayor del PSPC, que junto a
Mustafa Aberchan eran los invitados especiales de la
jornada.
Al diputado Abselam Abderraham Maate le tocó dar cuenta de
las cuentas del partido y lo hizo tan al detalle que no
constan antecedentes en otros partidos de tal transparencia.
Dijo lo que ingresa al partido al año (dividido casi a
partes iguales entre la subvenció que recibe el partido por
su grupo parlamentario, las cuotas de sus diputados y las de
su personal en la Asamblea), lo que gasta y lo que tiene en
el banco. Hasta lo que hay en metálico en el cajón y todo
ello sin cobrar cuotas a los militantes, “algo que no
pensamos hacer”, dejó claro.
Mohamed Ali, que tomó la palabra con un recuerdo cariñoso
para Mustafa Mizzian, enfermo, dividió la exposición de su
Informe de Gestión del periodo 2007-2009 en tres grandes
áreas: el trabajo desarrollado por el grupo parlamentario;
el de partido y el de fiscalización y denuncia. Del primero
resaltó lo “activo y dinámico” que ha sido el desempeño de
UDCE en la Asamblea, donde recordó que se ha defendido “a
ultranza” que la Administración lleve a cabo una inversión
pública “equilibrada” para toda la ciudad.
“El centro se ha tratado muy bien, y nos parece oportuno,
pero la mal llamada periferia sigue olvidada por el Gobierno
del PP”, criticó Ali, que justificó su voto a favor de los
Presupuestos de la Ciudad en 2008 y 2009 “porque se
incluyeron aspectos básicos de nuestro programa como la
creación del salario social, la gratuidad de los libros de
texto o una mayor inversión en el Príncipe”.
Lo malo, explicó, es que poco o nada de aquellos acuerdos ha
visto cumplido a satisfacción suya. “Nos engañaron”,
denunció, “y por eso este año hemos votado en contra”.
Después recordó la campaña emprendida contra el recibo único
y la “inaplicación” de una idea suya, la de introducir
cláusulas sociales en los contratos de adjudicación de obra
pública; insistió en que mejorar la Educación en Ceuta sigue
siendo una prioridad irrenunciable; subrayó que se han
quedado “solos” en la Asamblea defendiendo la conveniencia
de que Ceuta llegue a ser Comunidad Autónoma; recordó que
gracias a su empeño la Pascua del sacrificio está este año
en el calendario laboral y repasó la lista de escándalos que
ha llevado al Juzgado: Martín Cebollino, el ‘caso Gordillo’,
el ‘caso Nóminas’, el ‘caso CJCE’.
Su repaso fue, como no podía esperarse de otra manera,
respaldado por los votos de la unanimidad de los presentes,
que hicieron lo propio con la propuesta de nuevo Comité
Ejecutivo que se les presentó, en la que sobresalen como
principales novedades la creación de una Vicepresidencia, de
la que se hará cargo el funcionario de prisiones Mohamed
Abdeselam, y el acceso a la Secretaría General de Fatima
Hamed, “apuesta clara del partido por la igualdad entre
hombres y mujeres”.
El docente Abselam Rahal fue el encargado de exponer la
ponencia preparada bajo el título ‘Hacia la
interculturalidad por el camino de la educación’ para
enumerar las ideas sobre las que el partido entiende que se
puede atajar el fracaso y el absentismo escolar, entre otras
lacras del sistema formativo local.
Fue una defensa encarecida y convencida de las comunidades
de aprendizaje, que pasan por involucrar a toda la sociedad
en la formación del alumando, y de la necesidad de abordar
la existencia de un 50% del alumnado que tiene otra lengua
materna, el árabe ceutí, desde otras metodologías y, sobre
todo, desde otra perspectiva que considere esta como un
patrimonio que enriquece a todos los ceutíes.
El secretario de Política Autonómica del PSPC, Juan Luis
Aróstegui, y el presidente de Coalición por Melilla (CpM),
Mustafa Aberchan, que propinó un sonoro abrazo al primero
nada más llegar al colegio, pusieron la guinda política al
acto con un canto a los valores del progresismo y el
localismo.
Hay quienes, sobre todo en los políticos de implantación
nacional, creen que el localismo es una forma política
estéril y obsoleta, incluso peligrosa en contexto como el de
Ceuta y Melilla. Los reunidos ayer en el García Lorca
parecen convencidos de que su fuerza está en pensar
globalmente y actuar localmente, por lo que reiteraron su
disposición a construir un proyecto “de valores progresistas
y raíces localistas”.
A ese ideario Ali, que cerró el acto, opuso al Aznar que, el
miércoles pasado, exhortó en Jerusalén a judíos y cristianos
a “forjar una nueva alianza” frente al islamismo.
Mil aplausos después, pasada la medianoche, los asistentes
cerraron el encuentro alrededor del catering y el té.
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