La que me dio por llamar “Rebelión
de los charnegos” en Cataluña sigue con pasos firmes, sin
prisa peros sin pausa, la meta que se han marcado, mostrando
todo su afán en conseguir el sueño de sus vidas, que no es
otro que la independencia, de esos que ellos les han dado
por llamar Nación cuando, en realidad, Cataluña jamás fue
una Nación, a los más que llegó fue a ser un condado. Punto
pelota.
Pero los aldeanos, aquellos que llegaron con la maleta de
cartón piedra, la boina calada hasta la cejas, el chorizo y
el queso liado en papel de periódico, haciendo el ridículo
cuando intentan, digo intentan, hablar el catalán, han
creído que ha llegado la hora de aportar a Cataluña lo mucho
que les deben.
Porque, la verdad hay que decirla, Cataluña les quitó el
hambre, la maleta de cartón piedra, el olor a queso y
chorizo y les hizo sentirse personas. Y dicen que el que no
es agradecido, no es bien nacido.
Ahora, a todos estas masas cerebrales que poseen, sin duda
alguna, los intelectuales charnegos, les ha dado por acabar
con los cines catalanes si estos, el cincuenta por ciento de
las películas, no las doblan al catalán.
El setenta y dos por cientos de las salas de proyección han
cerrado sus puertas, en protesta contra esa normativa que no
favorece a nadie, pues son muchísimas más las personas que
prefieren que las películas sean en el idioma de todos los
españoles, que los cuatro que tratan de que, las mismas,
sean en catalán.
Las grandes productoras de la América de los malos de los
americanos, aunque ahora, parece ser que ya no son malos,
que son buenos buenísimos, pues todo es según el color del
cristal con el que se mira, se niegan a traducir sus
películas al catalán por el coste de las mismas que no les
daría beneficio alguno. Y, por supuesto, los americanos de
América, no entienden que en una parte de España, no quieran
hablar en español.
Esta medida, sin lugar a duda, va a suponer la ruina para
más de doscientas salas de proyección, a lo que hay que unir
la cantidad de trabajadores que irán a engrosar la lista del
desempleo.
Claro que a estos aldeanos que cierren industrias o que
vayan al paro unos pocas de miles de personas les trae sin
cuidado. Ellos van a lo suyo, sin importarles lo más mínimo
arruinar empresas o enviar al paro a todos esos miles de
trabajadores. Ellos a lo suyo a crear una grana “Nación”
independiente, aunque suponga la ruina de la misma.
Se cierran cines, a pesar de la aportación económica que les
dan a la Generalitat. Se multan establecimientos por no
rotular sus letreros en catalán. Se obliga a los niños, en
las escuelas, a estudiar el catalán obviando el español. Y
llegará el día, porque llegará que se empiecen a cerrar
medios de comunicación por estar escrito en el idioma de
Cervantes.
Lo que no saben los charnegos es que su “revolución” tiene
fecha de caducidad, donde el tripartito, ese que gobierna en
Cataluña, en las próximas elecciones se va a ir al garete,
para dar paso al gobierno de los auténticos catalanes, y
ellos volverán a mirar su maletas de cartón piedra, sus
boinas y sus quesos y chorizos envueltos en periódico.
Tiempo al tiempo.
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