La Federación Provincial de Asociaciones de Vecinos, la FPAV,
se reunirá en los próximos días con el viceconsejero de
Equipamientos Urbanos y Barriadas, Gregorio García
Castañeda, para emprender las últimas actuaciones
pertenecientes al III Plan de Dotaciones de Equipamientos
Urbanos y Barriadas. “En el segundo plan no terminaron de
concluirse los proyectos que había previsto la Ciudad
Autónoma para las barriadas y por eso se inició este plan,
que sí que se está cumpliendo”, asegura el presidente de la
FPAV, José Ramos.
Tras esta reunión, se visitarán las barriadas y se
analizarán todos los aspectos que sea necesario mejorar en
cada una de ellas. En los encuentros participarán también
los presidentes de cada una de las asociaciones vecinales.
“Cuando los barrios piden bancos y mobiliario urbano en
general, se supone que el grueso de lo que había que hacer
allí ya está realizado”, continúa Ramos. Por otra parte,
algunas asociaciones vecinales reivindican locales sociales
como El Sarchal o Parque de Ceuta. “Somos 64 asociaciones de
vecinos pero los locales sociales ya alcanzanlos 40 y eso no
ocurre en la península, algo que sí que agradecemos a la
Ciudad Autónoma y a Gregorio García, que se ocupan mucho de
contar con la opinión de los vecinos”, continúa el
presidente.
Una de las barriadas que más necesidades tienen todavía es
la del Príncipe Alfonso ya que “tiene muchas dificultades
por la estrechez de las calles, pero ya se está trabajando
para que las deficiencias de la barriada se vayan
solventando”, afirma. Además, el tráfico es otro
inconveniente para llevar a cabo las obras: “Cuando se
termina una obra, se empieza otra, puesto que si no, es
imposible”, sostiene Ramos. Así pues, “los barrios se van
concluyendo y luego vendrán las labores de mantenimiento,
las cuales, a pesar de los técnicos cualificados que hay en
el Ayuntamiento, se seguirán recordando desde el movimiento
vecinal. Pero en términos generales estamos muy contentos
con la Ciudad y la viceconsejería: Ceuta ha cambiado de
forma notable desde hace ocho años”, concluye José Ramos.
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