El retrato robot del inscrito como demandante de empleo en
las listas del Servicio Público de Empleo Estatal (SPEE,
antiguo INEM) en Ceuta demuestra que para resolver el
problema del paro “estructural” que arrastra la ciudad
autónoma está tanto en el nivel formativo que presenta este
colectivo como en los condicionantes de la ausencia de las
salidas que alimentan la creación de empleo en el resto del
país.
Según los datos del Ministerio de Trabajo de diciembre de
2009, los últimos publicados, cuando había registrados algo
más de 10.500 demandantes de empleo, apenas 200 menos de los
que el INEM contabilizó al final del pasado enero, un total
de 471 ceutíes en busca de trabajo son analfabetos. Otros
3.723 no han completado siquiera sus estudios de Primaria y
otros 190 sí lo han conseguido, aunque no han pasado de ahí.
El grupo más cuantioso lo constituyen aquellos que han
completado la Enseñanza Secundaria Obligatoria (son 4.595,
aunque en este sector se encuentra la inmensa mayoría de
quienes sí tienen un empleo pero están inscritos en los
registros oficiales en busca de uno mejor), mientras que tan
solo 492 de los que lograron obtener un título de Formación
Profesional no logran encontrar empleo, lo que da la razón a
quienes apuestan por fomentar este tipo de cualificación.
De hecho este grupo es sólo ligeramente más elevado que el
de los Técnicos Profesionales Superiores que no consiguen un
puesto de trabajo (394), o el de los que en el nivel de
estudios postsecundarios han llegado al Primer Ciclo (425),
o al Segundo y Tercero (242).
¿Qué buscan? Según el SPEE la mayoría, casi tres mil, de los
demandantes de empleo ceutíes aspiran a encontrar un trabajo
como peones y algo más de 2.000 buscan un ‘curro’ no
cualificado en el sector de los Servicios. Más de mil desean
encontrar un trabajo como empleados “tipo administrativo”,
algo menos de los que creen que sus mayores posibilidades se
encuentran en la posibilidad de ser dependientes de
cualquier comercio.
De entre todos ellos la inmensa mayoría (por encima de los
8.000) tiene más de 25 años y lleva más de un año buscando
trabajo (3.320), mientras que ‘sólo’ 2.377 son más jóvenes.
De estos algo más de la mitad (1.121) permanecen en los
registros con una antigüedad de entre uno y tres meses.
Por edades casi el 50% de los demandantes de empleo en la
ciudad autónoma se dividen, a razón de algo más de mil por
lustro, en el tramo que va de los 20 a los 40 años, siendo
el más numeroso (1.429 inscritos) el que va de los 25 a los
29.
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