Tetuán amaneció ayer frío, lluvioso y tristón, con negras
nubes preñadas de humedad arrastrándose entre los riscos del
Gorges. Tristes también y cabizbajos quedamos muchos al
saber que, en la madrugada del 1, fallecía súbitamente en
Ceuta después de una larga hospitalización el amigo Zadredín
Abdelkader, “Salem”, histórico profesional, junto al
director de este medio y como cámara, unido a los primeros
balbuceos de la televisión en Ceuta. Asimismo, Salem
presidía desde hace meses la delegación en la Ciudad
Autónoma de FEERI, Federación Española de Entidades
Religiosas Islámicas, asociación que bajo su corto mandato
alcanzó unas cotas de presencia y prestigio que hubieran
sido impensables en otras manos. También es harto conocido
el talante abierto y moderado del finado, en claro contraste
y pugna con versiones radicales y rigoristas del Islam
emboscadas en Ceuta y fermento del terrorismo yihadista
contra las que Salem, valientemente, siempre se posicionó.
¡Qué solos se quedan los muertos!. Y ¡qué tristes se quedan
los vivos!. Con todo y como ya escribía Epicuro, la
desgracia no es solo para los que se mueren, sino para los
que se quedan… Si casi todos los presentes agradecimos el
gesto y virtual homenaje de los máximos responsables civiles
de esta ciudad, siempre querida, el Alcalde-Presidente, Juan
Vivas Lara y el Delegado del Gobierno de la Nación, José
Fernández Chacón, entre otras autoridades, asistiendo en un
póstumo y sentido homenaje al entierro del fallecido,
también quisiéramos que ello cristalizara en la atención
necesaria a la familia de Salem, cuya esposa y dos hijos en
edad escolar han quedado, pese al amparo de familiares y
amigos, me temo en una posición delicada. Obras son amores y
no buenas razones, por lo que conociendo el talante
humanista y solidario tanto de Vivas como de Chacón, no me
extrañaría que ambos, desde el ámbito de sus respectivas
responsabilidades, vayan moviendo los hilos necesarios para
que ante, en un principio incierto futuro, la doliente
familia de Zadredín Abdelkader no se vea falta de apoyo
siguiendo, por lo demás, el popular y caballeroso dicho
español de “las penas, con pan, son menos”. Quizás al atento
lector no le pase desapercibida la coletilla del párrafo
anterior de “casi todos los presentes”…. Sí, Salem, porque
esa gandaya de los “tablighi”, la perniciosa y extremista
secta esa del Tabligh que ambos hemos combatido, amigo, ¡ni
han dejado que te enterremos en paz!. Mientras sobre tus
restos caían las primeras paletadas de tierra y tu familia y
hermanos en fe recitaban aquello “De Allah/Dios venimos y a
Dios/Allah volvemos”, el responsable sobre el terreno del
cementerio y funcionario municipal, de nombre Abselimo,
agredía a un fotógrafo del vecino país que había acudido a
cubrir el acto mientras, en un alarde del cinismo que tanto
caracteriza a buena parte de esa gentuza, intentaba encima
denunciarle ante dos miembros de la Policía Nacional allí
presentes!. Esta peligrosa secta del Tabligh con Abselimo a
la cabeza, que a buen seguro interpretó tu fallecimiento
como un “castigo divino” en su oscura y torcitera
interpretación del Islam, ni respetó tu entierro ni tampoco
la cercana presencia de las autoridades, una de las cuales
era precisamente en razón de su cargo, Alcalde de Ceuta,
virtual jefe del cementerio municipal. No importa, amigo
Salem: tu falleciste con honra; ellos viven en la
indignidad. Descansa en paz, amigo y que la tierra te sea
leve.
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