No había visto nunca ese programa,
que se emite en el mismísimo fin de semana. En la última
noche de su emisión, recorriendo el abanico de cadenas de
televisión, fui a parar a Canal Sur.
Cuando yo empecé a ver el programa estaba ya en una parte
muy avanzada, la actuación de la participante de Ceuta,
Zararet, ya había sido y únicamente vi que al llegar a las
calificaciones o cualificaciones, para ver quien se tenía
que marchar esa noche, una jovencita que se veía ya en la
calle montó su “meeting” particular.
Según ella “aquello no era claro”, a ella no la comprendían,
ella era diferente a los demás y, por tanto, se veía que
estaba condenada a salir esa noche del concurso.
La presentadora, “en su vida se ha visto en tal aprieto”,
trataba de dar una solución a aquello, la jovencita yo no sé
si sabe cantar o no, pero defender “lo que ella consideraba
suyo”, sí lo sabía.
El jurado quedó petrificado, al menos de momento, porque
eso, que debe ser en directo, estaba saliendo desde allí.
Los demás participantes no se creían lo que estaban viendo y
menos lo que aquella muchacha decía.
Al final, muy al final, en una especie de repesca que debe
haber cada noche ( ya que había visto el comienzo de la
pelotera, quise ver su desenlace), la jovencita “díscola”
cantó frente a otro jovencito que no sé en qué podría estar
pensando entonces.
Uno de los dos se tenía que ir a casa ¿Quién iba a ser?. En
otras circunstancias podría haber duda, entonces, yo que no
sé nada de esa faceta ya preveía el desenlace y es que
entonces llegó la reacción del jurado, actuaron todos por el
mismo camino y la mocita se fue a su casa.
¿Fue justo?. No tengo ni idea, porque para ello tendría que
haber seguido todo el desarrollo de las actuaciones, a parte
de que cuando hay una votación que ves con claridad, pero
paralelamente hay otra que va a contar igual, pero que te
tienes que creer lo que de ella te cuenten... ¡Cualquiera
sabe!.
Ahora bien, lo que sí es cierto es que la actuación de esa
jovencita ya ha puesto, como mínimo, en tela de juicio la
seriedad de ese programa, que no me cabe la menor duda de
que en Andalucía debe ser muy visto.
Es lo que está sucediendo en más de una ocasión con
“competiciones”, en busca de premios o de fama, en las que
las reglas se pueden flexibilizar, a veces demasiado, y
donde las interpretaciones de los jurados no son
matemáticas.
La representante de Ceuta estará ahí, cuando menos, una
semana más y para poder seguir, además de su valía y de su
actuación, tendrá que contar con esas llamadas que le den
sus votos de apoyo.
Y ni que decir tiene que esas llamadas o mensajes, cuantas
más mejor, representan un ingreso para la compañía
telefónica en cuestión y para el programa en su parte
correspondiente.
Ganancias, pues, fama, dinero para el futuro, prestigio ...
aunque siempre con el “pero” de que atrás ha quedado una
sombra, nada despreciable, de que en todo ese entramado
puede estar incluido algún tipo de tongo.
La tensión que se produjo, antes de ser eliminada aquella
chiquita, puede repetirse en cualquier instante, pero, hasta
tanto, una representante de Ceuta está dejando el pabellón
caballa a una muy buena altura. Luego ya veremos lo que
sigue.
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