El Ministerio Público pidió ayer tres años y cuatro meses de
prisión para un ciudadano de origen marroquí y residente en
Bélgica al que la Guardia Civil interceptó el 1 de enero con
cerca de 8,5 kilos de hachís ocultos en la batería de su
coche. El acusado dijo desconocer quién le puso la droga en
el coche cuando estuvo en Marruecos visitando a su madre.
El Juzgado de lo Penal número 1 dejó ayer visto para
sentencia el procedimiento seguido por A. E. C., un hombre
de origen marroquí y residente en Bruselas que fue
interceptado por la Guardia Civil el pasado 1 de enero
portando en el interior de su vehículo 8,5 kilos de hachís.
El Ministerio Público pide una pena de tres años y cuatro
meses de prisión por el presunto delito contra la salud
pública cometido cuando A. E. C. intentó introducir la droga
en el puerto de Ceuta oculta en la batería del coche,
situada en el maletero, y junto a la cual se encontró otra
auxiliar para permitir funcionar al vehículo durante al
menos tres días, según explicó el guardia civil que
interceptó los estupefacientes.
En su defensa, A. E. C. alegó que había viajado a Tetuán
para visitar a su madre enferma, que una vez allí le prestó
en una ocasión su vehículo a un amigo, y que también llevó
el coche a un taller de Tánger para hacerle y regresar
después junto a su mujer, embarazada, y sus tres hijos,
todos con domicilio en la capital belga. El letrado de la
defensa argumentó que el taller pudo conocer su dirección a
través de los permisos del vehículo, lo que hipotéticamente
facilitaría la recuperación en Bruselas, y alegó que nada
prueba que su defendido supiera que transportaba droga.
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