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OPINIÓN - MARTES, 2 DE FEBRERO DE 2010

 

OPINIÓN / EL OASIS

Iván Chaves debe mirar hacia atrás
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

El día en que te vayan muy mal las cosas podrás contar con los dedos de la mano los que se queden a tu lado. En esta vida primero tú, después tú y luego tú. Hay que ser un tipo duro, pero los de tu alrededor tendrán una ventaja, puesto que sólo siendo uno feliz se puede hacer feliz a los demás.

Lo escribe Manuel Vicent en su columna dominical de ‘El País’, y a mí se me viene a la memoria con la velocidad del rayo que esta lección, que él dice haber recibido de un negro que se las daba de psicólogo, se la he adjudicado yo más de una vez a Pepe Jiménez, ‘Bigote’ (cambiando lo que haya que cambiar en la forma de expresarlo). Y he pensado que o bien el negro de Vicent era Pepe o éste oyó la sentencia de Manuel en una de esas noches locas donde se jugaba, se bebía y los perdedores de la timba acababan convertidos en senequistas.

Bigote era un personaje de la noche tan práctico como desprendido, aunque si alguien osaba tocarle las narices había que temerle de verdad. Amigo de artistas, futbolistas, toreros, faranduleros, escritores, ricos hacendados y señoras noctívagas, decía verdades como puños y solía sentenciar con mucho acierto.

Tenía una facilidad asombrosa para descubrir a un tonto dándoselas de algo como asimismo desnudaba con los rayos equis de su mirada a quien llegaba con la traición marcada a fuego en la frente. Tamañas facultades eran muy apreciadas y los necesitados de asesoramiento recurrían a él (Lo que cuento ha sido recogido en una página que con su nombre viene en Internet).

Pepe Jiménez, ‘Bigote’ tenía un carácter fuerte. Muy fuerte. Y en bastantes ocasiones sacaba a relucir unas formas que dejaban apabullados a quienes estaban con él. De pronto, cuando menos se esperaba, contestaba secamente. Y puedo dar fe de que su dureza en el decir cortaba y cohibía.

Pero tenía un sentido de protección hacia los caídos en desgracia que, a fuerza de haber dado pruebas evidentes y repetidas de él, había conseguido destacar como practicante de una forma de ser que cuenta con escasos miembros.

Por ejemplo: de haber estado Bigote viviendo en esta ciudad, cuando aconteció lo de Pedro Gordillo, no me cabe la menor duda de que habría sido muy indulgente con él. Y jamás se le hubiera ocurrido decir cosas malas de Pedro como han seguido diciendo algunos de los que hasta hubieran sido capaces de limpiarle el orto si así lo hubiera deseado el entonces hombre poderoso.

De haber estado Bigote viviendo en esta ciudad, en estos momentos, llamaría a Iván Chaves, un suponer, y conociendo que es cortito de entendederas, trataría, con demostraciones palpables, de ponerle al tanto de ciertas actuaciones pasadas, ocurridas en esta ciudad, concretamente en el Ayuntamiento, con el único fin de ayudarle a que no meta la pata tan frecuentemente.

Hechos verídicos y que a buen seguro hubieran obrado el efecto deseado: bajarle los humos a ICH a la par que ayudarle a conseguir la madurez suficiente y de la que está tan necesitado. Pues no es bueno que quien predica con ínfulas de intelectual se muestre tan mostrenco. Quizá algún día haga yo de Pepe Jiménez, ‘Bigote’.

(Hoy les toca pasar por la pasarela de las celebridades a tres intelectuales de mucha valía: Kike Cañas Mancera, Pablo Matés Pandavenes y Cristina Fernández Chasco)
 

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