El día en que te vayan muy mal las
cosas podrás contar con los dedos de la mano los que se
queden a tu lado. En esta vida primero tú, después tú y
luego tú. Hay que ser un tipo duro, pero los de tu alrededor
tendrán una ventaja, puesto que sólo siendo uno feliz se
puede hacer feliz a los demás.
Lo escribe Manuel Vicent en su columna dominical de
‘El País’, y a mí se me viene a la memoria con la velocidad
del rayo que esta lección, que él dice haber recibido de un
negro que se las daba de psicólogo, se la he adjudicado yo
más de una vez a Pepe Jiménez, ‘Bigote’ (cambiando lo
que haya que cambiar en la forma de expresarlo). Y he
pensado que o bien el negro de Vicent era Pepe o éste oyó la
sentencia de Manuel en una de esas noches locas donde se
jugaba, se bebía y los perdedores de la timba acababan
convertidos en senequistas.
Bigote era un personaje de la noche tan práctico como
desprendido, aunque si alguien osaba tocarle las narices
había que temerle de verdad. Amigo de artistas, futbolistas,
toreros, faranduleros, escritores, ricos hacendados y
señoras noctívagas, decía verdades como puños y solía
sentenciar con mucho acierto.
Tenía una facilidad asombrosa para descubrir a un tonto
dándoselas de algo como asimismo desnudaba con los rayos
equis de su mirada a quien llegaba con la traición marcada a
fuego en la frente. Tamañas facultades eran muy apreciadas y
los necesitados de asesoramiento recurrían a él (Lo que
cuento ha sido recogido en una página que con su nombre
viene en Internet).
Pepe Jiménez, ‘Bigote’ tenía un carácter fuerte. Muy fuerte.
Y en bastantes ocasiones sacaba a relucir unas formas que
dejaban apabullados a quienes estaban con él. De pronto,
cuando menos se esperaba, contestaba secamente. Y puedo dar
fe de que su dureza en el decir cortaba y cohibía.
Pero tenía un sentido de protección hacia los caídos en
desgracia que, a fuerza de haber dado pruebas evidentes y
repetidas de él, había conseguido destacar como practicante
de una forma de ser que cuenta con escasos miembros.
Por ejemplo: de haber estado Bigote viviendo en esta ciudad,
cuando aconteció lo de Pedro Gordillo, no me cabe la
menor duda de que habría sido muy indulgente con él. Y jamás
se le hubiera ocurrido decir cosas malas de Pedro como han
seguido diciendo algunos de los que hasta hubieran sido
capaces de limpiarle el orto si así lo hubiera deseado el
entonces hombre poderoso.
De haber estado Bigote viviendo en esta ciudad, en estos
momentos, llamaría a Iván Chaves, un suponer, y
conociendo que es cortito de entendederas, trataría, con
demostraciones palpables, de ponerle al tanto de ciertas
actuaciones pasadas, ocurridas en esta ciudad, concretamente
en el Ayuntamiento, con el único fin de ayudarle a que no
meta la pata tan frecuentemente.
Hechos verídicos y que a buen seguro hubieran obrado el
efecto deseado: bajarle los humos a ICH a la par que
ayudarle a conseguir la madurez suficiente y de la que está
tan necesitado. Pues no es bueno que quien predica con
ínfulas de intelectual se muestre tan mostrenco. Quizá algún
día haga yo de Pepe Jiménez, ‘Bigote’.
(Hoy les toca pasar por la pasarela de las celebridades a
tres intelectuales de mucha valía: Kike Cañas Mancera,
Pablo Matés Pandavenes y Cristina Fernández Chasco)
|