Tres años de prisión fue la pena solicitada por el
representante del Ministerio Fiscal para un hombre que se
sentó ayer en el banquillo de los acusados por su presunta
relación en un delito de robo con fuerza. Por su parte, el
letrado de la defensa pidió la absolución de su cliente
argumentando que no se habían practicado las pruebas
definitivas que desvirtuaran la presunción de inocencia de
su representado.
Los hechos se produjeron en julio de 2009 cuando los
propietarios de una peluquería del centro de la ciudad
denunciaron el robo de varios ordenadores, dinero en
metálico y productos del establecimiento.
Por ello, la Policía tomó las huellas y las contrastó con la
base de datos de identificación, que correspondía al
acusado. Sin embargo, los agentes también aseguraron que
había una tercera persona que utilizaba varias identidades,
entre ellas, la del acusado. “Yo no he robado ni he hecho
nada; esas huellas no son mías y yo no he utilizado ninguna
identidad falsa”, declaró el imputado. En sus conclusiones
finales y para defender la petición de absolución, el
letrado de la defensa argumentó que faltaba una prueba que
contrastase si las huellas recogidas en la peluquería eran
las mismas que presentaba el detenido el día que fue
interceptado, concretamente el 15 de julio.
El juicio quedó visto para sentencia y la última palabra
estará en manos de la magistrada del Juzgado de lo Penal
número 2.
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