Las isobaras siguen jugando al
billar en el tapiz celestial haciendo carambolas entre el
anticiclón y la borrasca, abriendo pasillos al frío
siberiano por el norte y dejando que los restos de alisios
lleguen suavemente por el sur.
Uno ya no está seguro de qué ponerse cada día. Tengo a mano
dos prendas, el abrigo grueso de lana, pura lana, y el
abrigo ligero de entretiempo.
Con el abrigo puesto, el de lana, y el cuello bien abrigado
con una bufanda kilométrica, que semeja un turbante caído,
me acerco al Centro Cívico para asistir a una conferencia
que “suelta” el director de la Fundación Ferrer y Guardia
con el tema, tan de actualidad, del asociacionismo y el reto
del futuro.
Desde la irrupción de las asociaciones de vecinos la
política se ha metido de lleno en ese campo. Buscan los
votos que los vecinos pueden ofrecerles… al mejor postor en
forma de subvenciones.
No veo lógica en que las asociaciones de vecinos tengan los
mismos derechos que las asociaciones culturales o de
asistencia social, léase ONG’s.
Con la irrupción de estas asociaciones de vecinos, las
subvenciones han sufrido un recorte considerable al tener
que ser repartidas entre más asociaciones.
En concreto, Catalunya tiene, más o menos, 48.000
asociaciones inscritas en el correspondiente registro,
siendo la mayoría asociaciones de vecinos.
En mi opinión, compuesta por una parte de lógica y tres
partes de razonamiento, las asociaciones de vecinos no
tienen porqué organizar actividades culturales, recreativas
y/o deportivas, como las asociaciones dedicadas a estos
conceptos.
Las asociaciones de vecinos deben estar únicamente para
velar por el mantenimiento y cuidado de su ámbito; quejarse
al municipio de los desperfectos que encuentre en el mismo;
vigilar que los servicios se cumplan al detalle (limpieza,
alcantarillado, etc.); exigir escuelas y esas otras cosas
exigibles. En fin, que deben actuar más como entidades de
carácter político que de otra cosa.
¿Por qué una asociación de vecinos tiene que organizar un
campeonato de ajedrez? Jodiendo con ello al Club de Ajedrez
de su zona.
¿Por qué una asociación de vecinos tiene que disponer de un
equipo de fútbol u organizar festivales (de arte, música,
teatro), quitando protagonismo y dinero a las asociaciones
creadas concretamente para cada una o todas esas actividades
culturales, deportivas y recreativas.
Las asociaciones de vecinos no se crearon para eso…, pero a
los políticos sí les interesa por eso de los votos. Ya se ve
que cuando gobierna tal partido, las asociaciones afines
repuntan alto y las que no son afines entran en barrena
camino del desguace.
Esto no es lógico. Las asociaciones que se dediquen a la
cultura, al deporte o a dar servicios sociales no deben ni
pueden ser de ninguna tendencia política ni meter esta en
sus actos cotidianos.
Por eso se debe abogar ante las altas instancias que las
asociaciones de distintos fines deben estar en distintos
registros acordes con los mismos y no en uno solo, como
viene siendo, ya que no es lo mismo una asociación que se
dedique a fomentar el teatro como espectáculo, por amor al
arte, que otra que fomente el teatro de cara al ruedo
político, por amor al voto.
La permisividad gubernativa para crear asociaciones no es
lógica. Cualquiera puede crear una Asociación de Gente con
el Dedo Gordo del Pie Prolongado o una Asociación de
Inmigrantes Sin Dinero y Sin Papeles Bajo el Puente y
recibir sus buenos dineros simplemente por estar ahí.
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