En estos días, la Universidad de
Sevilla ha “exaltado” la importancia de copiar por medio de
la clásica chuleta, es decir, te sorprenden copiando y, como
solía ocurrir antes, en general, te expulsaban y perdías la
oportunidad de participar en el examen. Ahora continúas
haciendo la prueba y, después, un tribunal formado por tres
profesores y tres alumnos –como verán hay equiparación- se
encargará de en qué medida ese acto ha influido en la
prueba, es decir, si verdaderamente ha utilizado la chuleta.
Es la “Normativa Reguladora de la Evaluación y Calificación
de las Asignaturas” (NORECA).
Considerando la norma así, a simple vista, no es de extrañar
que determine que un catedrático que “pille” a un alumno
copiando en un examen y trate de expulsarlo del aula y, por
consiguiente, suspenderlo, sobre la marcha se le abre de
inmediato un expediente disciplinario depurador de
responsabilidades, por atentar contra los derechos del
alumno a aprobar la asignatura, por lo que en la actualidad
cobra especial atención el “método del todo vale”.
Es curioso que la regulación apele al “derecho” de los
estudiantes a terminar su examen. ¿Y la obligación de
respetar las normas? Van apareciendo las consecuencias de
una sociedad cargada de “derechos”, pero sin ninguna
obligación ¿Cuánto tardará en hacerse lo mismo en los
colegios e institutos?
A mí lo que más me sorprendió fue la reacción del Sr.
Ministro de Educación, al conocer la desdichada norma de la
mencionada Universidad, que simboliza la destrucción de
valores y principios, como el esfuerzo, el mérito y el
talento. Pues, bien, el Sr. Ministro consideró que se
trataba de una “innovación” y todo lo que sea “innovación”
será bien recibido; aunque nada más lejos de la realidad, ya
que toda innovación, aparte de cambio, novedad,
originalidad… conlleva el sello de “mejora”, que en el caso
que nos trae, mejor sería su no aplicación.
Como no podría ser de otra manera, los causantes de tal
disparate, faltos de argumentos y justificaciones, no han
tenido más remedio que retirar la normativa, quizás
presionados por la propia Junta, al considerar el revuelo
que se ha producido en toda la sociedad, siendo el
hazmerreír de todos, aunque quizás, para algún piadoso
observador, tenían que haberlo explicitado mejor. Yo, como
no tengo una amplia y detallada información sobre la citada
universidad, con más de 500 años de solera, me abstengo de
hacer críticas mal intencionadas, aunque, eso sí, pienso que
estarán reflexionando sobre el motivo de lanzar la norma,
aún sabiendo que no iba a calar en la sociedad, como así ha
sido. ¿Es que la calidad de los alumnos no es satisfactoria?
Así, que el articulado correspondiente a la “normativa” ha
quedado sin efecto, aunque, es de esperar, como expongo
anteriormente, que se proceda a una revisión que evite
interpretaciones incorrectas, pero, de momento, dejemos las
cosas tal como están, ya que “rectificar es de sabios”.
¿Cuál es la normativa empleada en algunas de las
universidades más importantes a nivel mundial? En el caso de
Francia en la Universidad de la Sorbona (París), el
estudiante que es sorprendido copiando debe seguir en el
aula y concluir el examen. Luego, tras comprobar las pruebas
y escuchar al profesor y al alumno, un comité disciplinario
juzga el caso. En Oxford (Inglaterra) es similar a la
francesa. Al acabar el examen acusador y acusado deben
comparecer ante el “Student Disciplinary Panel” que oirá a
ambas partes y analizará las pruebas antes de tomar una
decisión. En EE.UU., Yale, los estudiantes firman un “código
de honor” en el que, entre otras cosas, renuncian a “hacer
trampas o a plagiar”. También hay un juicio detallado, con
audiencia de las dos partes. El oprobio social sobre el
infractor es peor que el castigo. Por último, en Heidelberg,
Alemania, la sanción consiste depende de cada Universidad y
debe estar exactamente recogida en la normativa. Si no, el
estudiante puede quedar impune.
El castigo más habitual es que el examen acabe con un cero,
aunque en casos extremos se prevé la expulsión. Quizás, como
mero hecho curioso, informar sobre lo ocurrido en la
Universidad de Bari, Italia, en la Facultad de Medicina y
Odontología, en 2007, donde un grupo de unos cincuenta
estudiantes decidieron buscarse una “ayudita” extra. Su
pusieron en contacto con una red mafiosa, y durante la
prueba, los alumnos pagadores recibieron en sus teléfonos
móviles las respuestas exactas a todas las preguntas. Los
organizadores de tal “prodigio” habían robado los exámenes,
montando una central operativa en el exterior de la
facultad, e iban suministrando la información a los
“estudiantes”. La policía desmanteló la red, y con asombro
descubrió que, junto a los “estudiantes” (cada uno había
pagado 12 mil euros), estaban implicados profesores y
personal administrativo. Por supuesto que la prueba se
anuló.
Por cierto, que cada vez que se convocan exámenes en la
citada Universidad, la facultad de Medicina parece un
búnker: los exámenes “duermen” custodiados en la Prefectura
de la Policía; posteriormente son trasladados a la
Universidad en un camión blindado, teniendo que pasar los
alumnos por un detector de metales al acceder al centro.
Además, toda la zona es sometida al influjo de inhibidores
de frecuencia.
Los alumnos de la Universidad de Bari afirman que los
tiempos avanzan y sólo fueron “manipuladores” de las nuevas
tecnologías.
Aquí, en nuestro país, las nuevas tecnologías se han
introducido con timidez, recurriendo los alumnos a la
clásica chuleta, sin duda algunas de ellas verdaderas obras
de arte, porque el copiar estará siempre presente en los
alumnos.
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