Los problemas de desorganización constituyen el aspecto que
más está molestando a los usuarios del nuevo Hospital
Universitario de Ceuta, que comienza mañana la tercera y
última fase del traslado desde el viejo edificio de Cruz
Roja. La amplitud y modernidad de las nuevas instalaciones
es lo que mejor consideración obtiene de los usuarios.
Mañana comienza el traslado de las camas de hospitalación
desde el viejo centro de la Cruz Roja hasta las nuevas
instalaciones de Loma Colmenar, pero algunos usuarios ya
disponen de una idea de cómo van a funcionar porque llevan
meses acudiendo a las consultas externas de especialidades.
EL PUEBLO ha realizado un sondeo a pie de calle y de la
infinidad de valoraciones que transmitieron los usuarios del
hospital se puede aventurar que la organización en la
reubicación de los servicios es lo que más molestias está
causando y lo que más críticas recibe de los usuarios.
“Me dieron una primera cita y luego me la cambiaron hasta
tres veces”, manifIesta enojada Sumaya Abdesalam al salir de
consulta. Otro paciente se había visto obligado a repetir
pruebas diagnósticas, porque el hospital había perdido los
resultados de la primera analítica. “¿Os podéis creer que he
tenido que venir hasta aquí porque se me pidió que repitiera
los análisis?”, apunta Mellido Hassan.
Parece que el último día laborable anterior al inicio del
traslado, cuando se realizó este sondeo, todavía quedaba
información esencial por trasladar de un edificio a otro:
“Las historias clínicas no aparecen, por lo menos las de
Urología. He tenido que contarle mis antecedentes al
especialista palabra por palabra”, explicó Juan Carlos
Fernández.
En el lado opuesto, la amplitud y modernidad del nuevo
hospital es el aspecto mejor valorado del cambio. “Antes de
que trajeran aquí la atención especializada la asistencia
era correcta, pero ahora es mejor. Es más cómodo, más
amplio, ni en el conjunto de Andalucía hay otro hospital
como este”, apunta José María Coca.
“Las instalaciones son perfectas y por ahora el hospital es
cómodo. Veremos qué pasa cuando registre una afluencia
masiva”, expresa con cautela Cristóbal González. En todo
caso, la extensión de la plaza que hay que atravesar desde
el acceso al recinto hasta las consultas externas parece la
mayor fuente de la incomodidad detectada en la instalación:
“Deberían de poner un coche eléctrico, por la distancia que
hay de una puerta a otra”, bromea también Cristóbal
González, mientras que otra usuaria que empuja a un pariente
enfermo en una silla de ruedas protesta por los diez euros
que cuesta el taxi de regreso hasta su casa en San Amaro.
La gran mayoría de los usuarios interrogados contesta no
haber notado ningún cambio en el personal y, por lo general,
aprueban la atención que reciben de ellos. Sin embargo,
también en este aspecto hay algunas excepciones: “La primera
vez que vine me atendió un traumatólogo y lo hizo bien, pero
el de hoy ni se ha acercado a tocarme. ¡Y tengo que quitarme
la venda en casa!”, se queja Ahmed Abdesalam.
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