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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 27 DE ENERO DE 2010

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
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El turismo, una de las más grandes e importantes fuentes de riqueza que tenemos, se ha reducido en un diez por ciento y, según los entendidos en la materia, esta reducción puede verse aumentada en el verano del próximo año, que es cuando más turistas extranjeros llegan a nuestro país.

La huida de turistas extranjeros, sin lugar a dudas se debe a varias causas, entre ellas, los ofrecimientos más baratos, para su estancia, del resto de los países que tratan, por todos los medios a su alcance, hacerse con un potencial turístico que les eleve su maltrecha economía.

Conseguir un buen potencial turístico cuya presencia es, sin duda alguna, una entrada importante de dinero en las arcas de los Gobiernos, es una lucha constante, por parte de aquellos Gobiernos que a igual que nosotros, les pueden ofrecer sol y diversión a los turistas que les lleguen e incluso a muchos mejores precios que los que se pagan en nuestro país, por pernoctar y comer cada día.

La competencia es dura en esta materia turística y tendremos que luchar con todas nuestras fuerzas y conocimiento del sector, para acabar con la perdida de turistas que haga posible una mayor desaparición de ella, elevando ese porcentaje que hemos perdido.

Una de las atracciones turísticas que ofrece nuestro país, además del sol, sus playas, sus vinos y esa comida mediterránea que es la mejor del mundo, son los llamados chiringuitos a escasos metros de la playa o de las tumbonas donde los turistas toman el sol, acercándose a ellos para tomar la correspondiente cerveza, vinos de verano o sangría acompañada, siempre, de algún que otro aperitivo sin tener que salir de la playa.

Pero el atractivo que suponen los chiringuitos para todos los turistas que nos llegan de diversas partes del mundo, es el mismo atractivo que tiene para el turista español que veranea con toda su familia a los lugares donde hay playas.

Que duda cabe que entre los turistas extranjeros y el turismo español mantienen vivo esos chiringuitos, que son ya como una auténtica tradición en nuestras playas. Sacar una ley de Costas que acabe, en un pis Pas con ellos, es hacer desparecer una industria que mantiene muchos puestos de trabajo y que, además, supone la perdida de una gran fuente de ingresos, de los que nos beneficiamos todos.

Puesto a pensar porque aunque algunos no lo crean, de vez en cuando me da por pensar, me pregunto si no sería mejor, ya que estos chiringuitos son concepciones administrativas, hacer las subrogaciones correspondientes de padres a hijos, sin que se puedan subrogar a los nietos ni traspasar y cerrándolos cuando se acaben esas subrogaciones.

Con esta medida no serían sus cierres tan apresurados, los turistas extranjeros y nacionales podrían seguir disfrutando de ellos hasta que, poco a poco, al no poder ser subrogado más que a la primera generación ni traspasado, irían desapareciendo. A pesar de que desde mi punto de vista y en la lucha que hemos de mantener por atraer el turismo hacia nuestro país, es un tremendo error acabar con una tradición de nuestras playas. ¿O no?
 

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