El turismo, una de las más grandes
e importantes fuentes de riqueza que tenemos, se ha reducido
en un diez por ciento y, según los entendidos en la materia,
esta reducción puede verse aumentada en el verano del
próximo año, que es cuando más turistas extranjeros llegan a
nuestro país.
La huida de turistas extranjeros, sin lugar a dudas se debe
a varias causas, entre ellas, los ofrecimientos más baratos,
para su estancia, del resto de los países que tratan, por
todos los medios a su alcance, hacerse con un potencial
turístico que les eleve su maltrecha economía.
Conseguir un buen potencial turístico cuya presencia es, sin
duda alguna, una entrada importante de dinero en las arcas
de los Gobiernos, es una lucha constante, por parte de
aquellos Gobiernos que a igual que nosotros, les pueden
ofrecer sol y diversión a los turistas que les lleguen e
incluso a muchos mejores precios que los que se pagan en
nuestro país, por pernoctar y comer cada día.
La competencia es dura en esta materia turística y tendremos
que luchar con todas nuestras fuerzas y conocimiento del
sector, para acabar con la perdida de turistas que haga
posible una mayor desaparición de ella, elevando ese
porcentaje que hemos perdido.
Una de las atracciones turísticas que ofrece nuestro país,
además del sol, sus playas, sus vinos y esa comida
mediterránea que es la mejor del mundo, son los llamados
chiringuitos a escasos metros de la playa o de las tumbonas
donde los turistas toman el sol, acercándose a ellos para
tomar la correspondiente cerveza, vinos de verano o sangría
acompañada, siempre, de algún que otro aperitivo sin tener
que salir de la playa.
Pero el atractivo que suponen los chiringuitos para todos
los turistas que nos llegan de diversas partes del mundo, es
el mismo atractivo que tiene para el turista español que
veranea con toda su familia a los lugares donde hay playas.
Que duda cabe que entre los turistas extranjeros y el
turismo español mantienen vivo esos chiringuitos, que son ya
como una auténtica tradición en nuestras playas. Sacar una
ley de Costas que acabe, en un pis Pas con ellos, es hacer
desparecer una industria que mantiene muchos puestos de
trabajo y que, además, supone la perdida de una gran fuente
de ingresos, de los que nos beneficiamos todos.
Puesto a pensar porque aunque algunos no lo crean, de vez en
cuando me da por pensar, me pregunto si no sería mejor, ya
que estos chiringuitos son concepciones administrativas,
hacer las subrogaciones correspondientes de padres a hijos,
sin que se puedan subrogar a los nietos ni traspasar y
cerrándolos cuando se acaben esas subrogaciones.
Con esta medida no serían sus cierres tan apresurados, los
turistas extranjeros y nacionales podrían seguir disfrutando
de ellos hasta que, poco a poco, al no poder ser subrogado
más que a la primera generación ni traspasado, irían
desapareciendo. A pesar de que desde mi punto de vista y en
la lucha que hemos de mantener por atraer el turismo hacia
nuestro país, es un tremendo error acabar con una tradición
de nuestras playas. ¿O no?
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