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OPINIÓN - LUNES, 25 DE ENERO DE 2010

 
OPINIÓN / EDITORIAL

Competencias básicas

Los resultados de las pruebas de evaluación de diagnóstico realizadas el curso pasado a todos los alumnos de cuarto curso de Primaria y segundo de Secundaria ponen de manifiesto, como no podía ser de otra manera, que el fracaso escolar es un indicador que refleja una peligrosa deriva para cualquier sociedad que no sabe o acierta a atajarlo.

Aunque sus connotaciones son distintas a las de las calificaciones tradicionales, que son sobre las que se apoya el anterior, las pruebas mencionadas, que miden lo que sabe o no hacer un estudiante para salir adelante en la vida fuera de las aulas, son otra señal de alerta para las instituciones sobre dónde deben centrar sus esfuerzos.
 

El tráfico y la falta de civismo

No de toda la contaminación acústica que padecen las barriadas de la ciudad tiene la culpa la Administración local, por acción o por omisión, como en ocasiones se le pretende atribuir. Los propios ciudadanos también deben hacer un ejercicio de reflexión para darse cuenta de qué cuota de molestias deben imputarse a sí mismos. Según el informe que está realizando la Federación Provincial de Asociaciones de Vecinos (FPAV) el tráfico genera muchas molestias en forma de ruido, pero también la música o la práctica del ‘botellón’, actividades que pueden autorregularse si quienes las practican se las toman con el debido civismo o atajarse por la vía sancionadora, siempre más desagradable pero a la que necesariamente habrá que recurrir si no funciona la primera.
 

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