Entre los cambios de valores que la sociedad postmoderna
está llevando a cabo, quizás resulte el más llamativo para
los mayores, el referente a los comportamientos de jóvenes y
adolescentes en los temas relacionados con la sexualidad.
La tendencia sexual es una inclinación que responde a la
propia condición natural humana, pero que necesita ser
orientada por la voluntad, y por tanto educada, para
conseguir la plena realización. Esta dimensión fundamental
de la vida afecta a toda la personalidad, por tanto integra
los planos físico, psíquico y espiritual configurando una
interacción compleja difícil de separar.
En este contexto, toda ley que intente orientar la salud
sexual y reproductiva, que no tenga en cuenta todos estos
componentes, adolece de un déficit educativo que empobrece
la formación de nuestros jóvenes y adolescentes, y los
condicionará en sus comportamientos de relación en el
futuro.
La visión antropológica de la postmodernidad, que trata de
reducir el ejercicio de la sexualidad a un simple juego
corporal excitante y divertido, es un acto de
irresponsabilidad muy bien aprovechado y fomentado por
políticos progresistas y por grandes intereses económicos.
El mensaje que se lanza a nuestros adolescentes es muy bien
entendido por ellos. Se trata de disfrutar cuanto antes del
sexo, con la única prevención de evitar enfermedades de
transmisión sexual y embarazos no deseados, para lo cual se
les allana el camino con el siguiente itinerario:
-Enseñanza, por parte de instituciones del Estado, del
ejercicio de la masturbación en edades preadolescentes.
-Reparto gratuito de preservativos en los locales de
diversión y en sitios de concentración en la vía pública,
como forma de suscitar su uso.
-Si no se emplea el preservativo, siempre se podrá recurrir
a la perniciosa píldora del día después, calificada por los
facultativos como “bomba hormonal”, todas las veces que se
solicite y sin supervisión médica, ofrecida sin receta,
violentando la conciencia de los profesionales sanitarios,
llegado el caso.
- Si lo anterior no es usado o no diera resultado, siempre
estará el recurso al aborto libre y gratuito como método
anticonceptivo último. Para ello se tratará de forzar la
objeción de conciencia de los cirujanos y en cualquier caso
se concertarán lucrosísimas clínicas abortivas externas.
De los resultados de estas ideologías dan expresiva cuenta
las estadísticas. Para contrarrestarlas, debemos fomentar y
exigir una auténtica formación de nuestros jóvenes y
adolescentes, que les pueda llevar a ser adultos maduros
para mantener relaciones sexuales equilibradas y
satisfactorias, basada en una educación afectivo-sexual, en
la que se integren y modulen todos los componentes de la
naturaleza humana.
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