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OPINIÓN - DOMINGO, 24 DE ENERO DE 2010

 
OPINIÓN / ventana abierta

Educación sexual

Por Miguel Ángel de la Huerga (Orientador Familiar)


Entre los cambios de valores que la sociedad postmoderna está llevando a cabo, quizás resulte el más llamativo para los mayores, el referente a los comportamientos de jóvenes y adolescentes en los temas relacionados con la sexualidad.

La tendencia sexual es una inclinación que responde a la propia condición natural humana, pero que necesita ser orientada por la voluntad, y por tanto educada, para conseguir la plena realización. Esta dimensión fundamental de la vida afecta a toda la personalidad, por tanto integra los planos físico, psíquico y espiritual configurando una interacción compleja difícil de separar.

En este contexto, toda ley que intente orientar la salud sexual y reproductiva, que no tenga en cuenta todos estos componentes, adolece de un déficit educativo que empobrece la formación de nuestros jóvenes y adolescentes, y los condicionará en sus comportamientos de relación en el futuro.

La visión antropológica de la postmodernidad, que trata de reducir el ejercicio de la sexualidad a un simple juego corporal excitante y divertido, es un acto de irresponsabilidad muy bien aprovechado y fomentado por políticos progresistas y por grandes intereses económicos.

El mensaje que se lanza a nuestros adolescentes es muy bien entendido por ellos. Se trata de disfrutar cuanto antes del sexo, con la única prevención de evitar enfermedades de transmisión sexual y embarazos no deseados, para lo cual se les allana el camino con el siguiente itinerario:

-Enseñanza, por parte de instituciones del Estado, del ejercicio de la masturbación en edades preadolescentes.

-Reparto gratuito de preservativos en los locales de diversión y en sitios de concentración en la vía pública, como forma de suscitar su uso.

-Si no se emplea el preservativo, siempre se podrá recurrir a la perniciosa píldora del día después, calificada por los facultativos como “bomba hormonal”, todas las veces que se solicite y sin supervisión médica, ofrecida sin receta, violentando la conciencia de los profesionales sanitarios, llegado el caso.

- Si lo anterior no es usado o no diera resultado, siempre estará el recurso al aborto libre y gratuito como método anticonceptivo último. Para ello se tratará de forzar la objeción de conciencia de los cirujanos y en cualquier caso se concertarán lucrosísimas clínicas abortivas externas.

De los resultados de estas ideologías dan expresiva cuenta las estadísticas. Para contrarrestarlas, debemos fomentar y exigir una auténtica formación de nuestros jóvenes y adolescentes, que les pueda llevar a ser adultos maduros para mantener relaciones sexuales equilibradas y satisfactorias, basada en una educación afectivo-sexual, en la que se integren y modulen todos los componentes de la naturaleza humana.
 

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