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La Ciudad Autónoma y la
Administración General del Estado deben hacer todo lo que
esté en su mano para acabar de una vez por todas, a través
del Grupo de Trabajo que han constituido para analizar la
problemática del transporte marítimo, con los escándalos que
un día sí y otro también genera este en cualquier vertiente:
por los retrasos, por los precios, por los fallos en el
servicio, por las vulneraciones de la legislación... No hay
semana en la que el conglomerado de navieras no genere, por
una u otra razón, una noticia de relevancia en Ceuta. Ayer
lo fue porque la Ciudad Autónoma hizo públicas las
escandalosas conclusiones que ha alcanzado la Dirección de
Investigación de la Comisión Nacional de la Competencia en
un dictamen en el que considera “demostrado” que las
compañías pactaron entre la Semana Santa de 2008 y el verano
pasado “en varias ocasiones” todos los precios que aplican
por sus servicios. Y lo hicieron, por lo visto, además, al
detalle, “distinguiendo residente y no residente, adulto y
menor, turista y club, todo tipo de vehículos, en euros y en
dirhams, y desglosando la tarifa o precio de venta, el gasto
comercial (12%, igual para todas las navieras) y la tarifa
de intercambio, importe neto a facturar entre ellas”. Las
instituciones deben tomar cartas en el asunto ante la
putrefacción del sistema de libertad de mercado que este ha
alcanzado en la línea marítima del Estrecho, donde la
competencia no parece haberse establecido entre quienes
ofrecen el servicio por plantear el mejor al precio más
atractivo, sino entre todas ellas y el consumidor, para
encontrar la forma de esquilmar su bolsillo sin
consecuencias. Según la Comisión Nacional de la Competencia
las navieras aprovecharon la Semana Santa de 2008, el verano
de ese mismo año y la Semana Santa del año pasado para
acometer juntas subida tras subida de sus tarifas. Las
Administraciones han descubierto ahora que en el
interlineado también hay tongo. Ya multadas en 2006, las
instituciones deberán barajar medidas más duras para atajar
de una vez por todas estos desmanes.
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OPINIÓN / EDITORIAL
