El informe técnico sobre el estado del acuartelamiento del
Teniente Ruiz, edificio de finales del siglo XIX que se
convertirá en sede del nuevo Campos Universitario de la
ciudad, ha concluido que el interior se encuentra demasiado
deteriorado para conservarse. El derribo de los forjados,
afectados por las humedades, obligará por tanto a apuntalar
las fachadas, el único elemento susceptible de
aprovechamiento para el nuevo uso, lo que ha supuesto un
replanteamiento del proyecto.
El mal estado general del acuartelamiento del teniente Ruiz,
inaugurado a finales del siglo XIX, impide la conservación
de sus interiores. Tal como señalaron a El Pueblo los
técnicos responsables del proyecto, el estudio de las
patologías del inmueble ha concluido que los forjados y la
estructura interior, incluida la cimentación, se encuentran
muy deteriorados por las humedades. De ahí que para poder
llevar a cabo la conversión de este viejo cuartel en sede
del Campus Universitario de la ciudad sean necesario
derribar los interiores. Ello obligará, según apuntaron los
expertos, al “apuntalamiento” de las fachadas. Una operación
similar se ha realizado en la ciudad con las fachadas de la
Estación de Ferrocarril, actualmente en proceso de
restauración, aunque las dimensiones, mucho mayores, del
también conocido como cuartel del 54 o de la Reina, la harán
más complicada en este caso. Para sujetar la estructura
externa de los edificios es necesario un andamiaje o armazón
metálico especial que en el caso de la estación ha sido
necesario trasladar desde la península, lo que retrasó el
inicio de las obras.
Estas novedades respecto a la situación en la que se
encuentra el edificio han hecho necesario, según se señala
también desde la dirección técnica del proyecto, un
replanteamiento del mismo. En estos momentos se trabaja,
apuntaron, en la toma de las “medidas reales” de la
superficie que será objeto de intervención, así como de las
obras que será necesario acometer y, por tanto, y un
desglose detallado de sus costes.
El estudio patológico del edificio fue encargado por la
empresa adjudicataria de la redacción del proyecto y de las
obras, la UTE ’Campus Universitario’, al laboratorio de
Control de Calidad de Ceuta (LCC), que comenzó el trabajo a
finales del pasado mes de agosto. Según explicó entonces el
arquitecto técnico responsable del laboratorio, José Miguel
Pellicer, los expertos revisarían desde los forjados hasta
la cimentación, pasando por los muros, pilares y la cubierta
del edificio, a partir, entre otros, de ‘calicatas’ abiertas
en las diferentes estructuras con el fin de analizar la
composición y estado de los materiales constructivos y de su
fábrica.
De acuerdo con los datos aportados por el responsable del
LCC, los muros del cuartel se construyeron a base de
mampostería y mortero, con ladrillo macizo en el recercado
de los vanos (puertas y ventanas). La cubierta está formada
por una estructura de madera y uralita. Por su parte, los
forjados son unidireccionales con viga metálica, capa de
compresión y solería. Los pórticos del patio central están
sustentados con pilares de fundición. Como uno de los
elementos más singulares del edificio destaca la existencia,
en el subsuelo del patio, de un gran aljibe de 4 o 5 metros
de altura con arcos y bóvedas de ladrillo.
El edificio, que en origen se denominó Cuartel del Valle,
comenzó a construirse en 1793, aunque las obras se
paralizaron a comienzos del siglo XIX y no se retomaron
hasta 1862. En la actualidad, algunas de sus dependencias
sirven como almacén de la empresa municipal Obimace y
albergan también una escuela taller.
El proyecto y la construcción del campus, valorados en 25
millones de euros, se financiarán mediante pago aplazado, y
fue adjudicado en abril del pasado año a la UTE formada por
Corsán-Corviam Construcción, S.A.; Dragados S.A. y Africana
de Contratas y Construcciones S.A.
La habilitación del campus conlleva además de la
restauración del cuartel, la construcción de nuevos
edificios y acogerá, junto a instalaciones para los centros
universitarios, una residencia estudiantil y otras
dotaciones, como comedor y biblioteca.
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